Seguro que alguna vez te has sentido sola, aun estando rodeada de gente.
Seguro que alguna vez has sentido que eras tú contra el mundo.
Seguro que alguna vez has sentido que no contabas, que nadie te veía, que nadie te entendía…
Entonces, quiero contarte algo…
LA LECCIÓN DEL FUEGO
Un hombre, que regularmente asistía a un grupo, sin ningún aviso dejó de participar en sus actividades sin previo aviso.
Después de algunas semanas, el líder del grupo decidió visitarlo. Era una noche muy fría.
Encontró al hombre en casa, solo, sentado frente a una chimenea donde ardía un fuego brillante y acogedor. Anticipando la razón de su visita, el hombre dio la bienvenida al líder, lo invitó a sentarse junto al fuego y permaneció quieto, esperando.
El líder aceptó la invitación y, sin decir palabra, se sentó confortablemente.
En silencio contemplaba la danza de las llamas en torno de las brasas de leño que ardían.
Al cabo de algunos minutos, siempre en silencio, el líder seleccionó una de ellas, la más incandescente de todas, y la separó del resto de las brasas ardientes. Se acomodó en su silla y permaneció callado.
El anfitrión prestaba atención a cada uno de sus actos con fascinación y quietud.
Observó así como la llama de la brasa solitaria disminuía hasta apagarse de una vez.
En poco tiempo, lo que antes era una fiesta de luz y calor ahora no pasaba de ser un carbón cubierto de cenizas.
Ninguna palabra fue dicha desde el protocolar saludo inicial de los dos hombres.
El líder se incorporó aprestándose a salir. Tomó entonces el trozo de carbón colocándolo nuevamente en medio del ardiente fuego. Casi de inmediato volvió a encenderse alimentado por la luz y el calor de las brasas ardientes en torno a él.
Ya en la puerta y antes de que el líder se retirara dijo el anfitrión:
—Gracias por tu visita y el hermoso mensaje; muy pronto estaré de regreso junto al grupo. Dios te bendiga.
¿Por qué a veces nos sentimos solas, aunque sepamos que no lo estamos?
Lo hablaba ayer con una coachee (si tú también quieres trabajar conmigo, después del verano, puedes rellenar este formulario), y se me ocurren tres posibilidades:
1.Porque nos hemos abandonado a nosotras mismas, y los demás tan solo nos reflejan nuestra soledad interior.
2.Porque estamos rodeadas de personas que no son las adecuadas.
3.Y, sobre todo, porque no pedimos ayuda. Porque nos tragamos lo que necesitamos para no molestar, para no sentirnos rechazadas, para que no vean nuestra vulnerabilidad…
Y entonces, claro está, nos sentimos solas.
Me siento sola, y me aparto.
Te sientes sola, y te apartas.
Y cada vez me voy sintiendo más sola…
¿Te suena?
Si es así, quiero decirte que tú también cuentas.
Que, aunque a veces pienses que no importas, sí que importas, y mucho.
Que para que otros te vean, primero has de darte tu lugar.
Que cuando necesitas algo, puedes pedirlo. Puedes pedir ayuda, una palabra, un abrazo o lo que sea.
PE-DIR.
Porque cuando te ensombreces a ti misma, los demás no pueden verte.
Porque cuando quieres sostenerlo todo, te dejas de lado tú.
Porque cuanto te retiras, el fuego se debilita.
Porque tú también mantienes encendida la llama de cada lugar, de cada grupo al que perteneces.
Y, sin ti, el fuego se apaga.
Por eso, porque también eres parte de este fuego, porque si estás leyendo esto es que eres uno de los troncos que lo mantienen encendido, gracias, gracias, gracias.
…
Si te apetece, me encantará que me cuentes aquí debajo en los comentarios qué te ha inspirado este cuento :-).
Simplemente MARAVILLOSA reflexión!! Cuánto has dicho en tan pocas palabras. Infinitas Gracias, Preciosa.
Mil gracias, Susana, por esa forma de transmitirlo. Me alegro mucho de que te haya llegado :-).
Un abrazo,
Vanessa
Hay mucha sabiduría en tus palabras, gracias por ser una llama que comparte su luz y con ella ilumina la vida de los demás. Un abrazo!!
Ooooh qué bonito lo has dicho. Tú también iluminas, lo acabas de hacer conmigo :-).
Un abrazo y gracias,
Vanessa
Me encantan todos tus consejos, y mas cuando los ilustras con relatos que una puede entender lo que nos quieres decir. Yo siempre me he sentido así, pero luego vuelvo en si y me digo a mi misma que no estoy sola.
Gracias Vanessa, Dios te siga bendiciendo para que sigas siendo esa inspiración y fuerza que necesitamos para transitar por las circunstancias de la vida. Y gracias por enviar estos interesantes post.
Un abrazo.
Gracias, Martha. En verano suelo incluir cuentos en los post, para hacerlos más ligeritos de leer y de escribir. Me alegro mucho de que te gusten así.
Y de que sepas acompañarte cuando te sientes sola. Creo que nos pasa a todos y que la clave es eso, saber acompañarnos a nosotras mismas en esos momentos.
Un abrazo grande,
Vanessa