Descárgate GRATIS la guía Cómo Defenderte cuando Alguien Traspasa tus Límites

¿Te permites que tus sentimientos y tus opiniones cambien?

Mujer mirando a cara - Te permites que tus sentimientos y opiniones cambien

Tengo una amiga que no se permite cambiar de opinión.

Que si queda en algo con alguien, da igual que después ya no le apetezca o no le venga bien.

Lo hace aunque no quiera, porque es en lo que había quedado.

Vaya, que si había dicho que SÍ a algo, después ya no puede decir que NO.

Y lo mismo que le pasa a ella, les pasa a muchas de las mujeres con las que trabajo.

¿Diagnóstico? Rigidez extrema con una misma.

Y exceso de compromiso con los demás.

Ya ves, hay personas que a la mínima de cambio te dejan plantada y hay otras que no te dejarían plantada ni aunque hubiera un huracán.

Bueno, pues este post es para las segundas.

Para las que no se permiten sentir algo diferente a lo que sintieron ayer (por ejemplo, si me caías bien, me tienes que seguir cayendo bien).

Para las que no se dejan espacio para cambiar de opinión o de postura respecto a algo (si antes yo pensaba que lo mejor era esto, debería seguir pensando lo mismo).

Y para las que no se sienten con derecho a que su deseo cambie y ya no quieran lo que querían ayer.

Así dejas de ser libre

Mira, cuando te obligas a mantener tu palabra, tu sentir o tu deseo, la consecuencia es que tú quedas fuera de juego.

Porque si has opinado X, después ya no puedes opinar Z.

Así que te quedas atada a tu primera opinión, a tu primera palabra o a lo que sentías ayer.

Ya sea porque crees que hacerlo bien es eso, que ser coherente es eso, que lo correcto es eso o que tienes que cumplir con tu compromiso, la cosa es que pierdes tu libertad individual.

Porque, como dijiste una cosa y ya no te das permiso para cambiarla, pues estás atada de pies y manos.

“Si me he comprometido a algo lo tengo que hacer y si he dado mi opinión en algo la tengo que mantener… Y me estoy dando cuenta de que soy poco flexible conmigo misma. Que a los demás sí les permito cambiar de opinión, pero a mí no”, que me decía una de estas coachees incapaces de decir que no si ayer dijeron que sí (o al revés).

[Si quieres aprender a ser más flexible contigo misma y no ponerte tantas normas ni obligaciones, rellena ESTO para que tengamos una sesión de valoración].

Y eso de ser demasiado rígida contigo misma y de no darte permiso para cambiar puede darse en tu vida de muchas formas:

1.Cuando tus necesidades cambian y eso afecta a una de tus relaciones.

Por ejemplo, que durante un tiempo has estado ayudando a tu hermana para cuidar de tus sobrinos, pero hay un momento en el que eso ya no te va bien.

¿Te permites ese cambio y se lo dices a ella? ¿O, cómo te habías comprometido, te obligas a mantener tu palabra?

Porque cualquier relación es un baile constante en el que ambas partes tienen derecho en todo momento a modificar cualquier acuerdo al que hayan llegado.

Y se trata de que seas capaz de renegociar lo que habíais acordado o de poner tus nuevas condiciones, en vez de descuidarte tú para “hacerlo bien” o para seguir cuidando del otro.

(¿¿¿En qué momento nos vamos a enterar de que la mejor manera de cuidar de nuestras relaciones es NO descuidarnos a nosotras mismas en ellas???).

2.Cuando tus sentimientos hacia alguien cambian.

Recuerdo a una coachee que había dejado de sentir deseo hacia su pareja. Cuando llegó a mí había intentado de todo para recuperar ese deseo, pero nada le funcionaba.

¿El problema? Que no se estaba escuchando ni se daba permiso para sentir algo diferente. Que pensaba que, si seguía queriendo a su pareja, tenía que seguir sintiendo deseo por él.

Y que, como no quería decepcionarle ni hacerle daño, tenía que esforzarse por ser ella la que cambiara su sentir.

Es decir, otra vez la rigidez de que “si antes sentía esto, ya no puedo sentir otra cosa”, desde la que ella ya no tenía libertad ni voz en el vínculo.

Cuando, lo cierto, es que solo desde la aceptación y la escucha de lo que sientes ahora podrás ver si hay manera de volver a sentir lo que sentías antes…

3.Cuando te has comprometido a algo contigo misma.

Ojo, que esto de ser rígida no solo pasa en los compromisos con los demás. También puede pasarte cuando quedas en algo contigo misma.

Porque, si eres demasiado responsable y comprometida, tampoco sabrás darte permiso para que un día, porque no lo sientes o no te apetece o estás cansada, elijas no hacer algo.

Ya sea que hoy no quieres hacer ejercicio o que hoy no quieres estudiar inglés o que hoy no quieres ir a clase de baile.

(Y no, esto no es tan distinto a quien termina procrastinando y dejando las cosas sin hacer…

De hecho, muchas veces, el ser demasiado rígida con tus compromisos puede hacer que, por exceso de exigencia, termines abandonando aquello a lo que te has comprometido… Y que caigas en el autosabotaje de “si no lo hago todos los días, mejor no lo hago ninguno”).

Mira, para que tú te sientas bien contigo y avances en tus objetivos, es tan importante que seas capaz de comprometerte contigo misma como que seas flexible y capaz de renegociar ese compromiso cuando lo necesites.

Y eso, siempre, pasa por que te escuches y te quieras sin condiciones.

4.Cuando has dicho que sí a algo y después ya no quieres hacerlo.

Hay personas que solo son capaces de romper un compromiso cuando tienen una excusa de peso, en plan “me he roto una pierna y no puedo ir”.

Que el hecho de que lo haya pensado mejor o de que ya no quiera hacer eso a lo que ayer te dije que sí, no es motivo suficiente para que hoy te diga que no.

Y esto también es ser rígida contigo misma.

Por ejemplo, si este sábado habías quedado en ir al cine con tu amiga Pepita y a ti el plan ya no te apetece, pero te aguantas porque “¿es que cómo le voy a decir que ya no quiero ir?”.

¿A cuántas niñas nos obligaron a ignorar lo que sentíamos y a hacer algo que no queríamos porque “es lo correcto y lo que toca”? Pues de ahí que ahora no nos demos permiso para cambiar de parecer, porque “es que las niñas buenas cumplen con su palabra y no dan guerra”.

(Ojo, que aprendas a ser flexible no significa que vayas a hacer solo lo que te apetezca y que empieces a dejar tirado a todo el mundo. Es que hay que saber diferenciar cuándo es momento de una cosa y cuándo lo es de otra.

Cuándo esto es especialmente importante para ti y te hago una putada si no voy…

O cuándo esto no es tan importante y me hago una putada a mí si voy…).

O que si alguien te ha pedido que le lleves a un sitio con tu coche y tú puedes hacerlo, le digas que sí sin pensar y sin llegar a preguntarte a ti misma si de verdad te apetece, si te va bien o si quieres hacer eso por esa persona…

Sí, ese es otro tema, que a veces, como “a mí me gusta ayudar”, pues ayudo a todo el mundo, sin plantearme si de verdad, a esa persona que me está pidiendo eso, la quiero ayudar o no y si siento que se merece mi ayuda o no.

(No, por supuesto que NO todo el mundo se merece tu ayuda. Grábate esto bien).

Es como que pusiéramos las normas sociales y el código moral de “esto es lo correcto” o “esto es lo que hay que hacer” por encima de lo que queremos, de lo que nos viene bien o de lo que necesitamos en ese momento.

En vez de seguir sintiéndote libre y poder valorar, en cada situación y con cada persona, qué necesitas y qué eliges hacer.

Y, si quieres hacerlo, pues lo haces, por supuesto que sí. Pero sin traspasar tus propios límites.

Porque hablamos mucho de cuando los demás se saltan nuestros límites, pero se nos olvida que nosotras también nos podemos pasar nuestros propios límites por el forro.

Y, muchas veces, lo hacemos.

¿Qué piensas? ¿Te has dado cuenta de que a veces eres demasiado rígida contigo misma y te dejas poco espacio para cambiar en algo? Te leo aquí debajo ❤️.

¿Quieres más consejos?

Apúntate GRATIS y recibe cada semana herramientas y recursos para tener Más Seguridad, Más Felicidad y Más Bienestar.

Sí, acepto la Política de protección de datos.

Acerca de Vanessa Carreño

Trabajo con mujeres que se sienten inseguras, no se valoran ni tienen confianza en sí mismas, le dan muchas vueltas a la cabeza y se preocupan mucho por lo que piensen los demás.

Con mis programas de Autoestima, Relaciones Personales y Dependencia Emocional consiguen ganar confianza en sí mismas y sentirse seguras y capaces de alcanzar sus objetivos. Aprenden a valorarse, se atreven a ser ellas mismas y empiezan a disfrutar de su vida y de sus relaciones.

¿Quieres que te ayude a ti también? Solicita una sesión de valoración gratuita conmigo rellenando este formulario.

5 comentarios

5 comentarios
  1. Susana 17/04/2025

    Yo lo que quiero lo he planificado en base a mí, porque me ha ido fatal en mis vínculos personales. Quiero un espacio para mí y que sea sano.
    No tengo amigos ni pareja y siento que quiero trabajar en mí. Tener vínculos guays y pareja es un privilegio, y yo no lo tengo. Prefiero centrarme en lo que sí tengo.

    Responder
  2. Susana 17/04/2025

    Quiero decir que no creo que pase nada malo por no “beberse la vida”, viajar un montón, conocer un montón de gente…ya lo hice y no salió bien. Nunca me sentí querida. No sólo por mi desenvolverme con los demás, sino por la gente en sí. Prefiero las cosas que me llenan de verdad, mi vocación y mis libros, películas…
    Ahora lo que quiero es sentir que tengo un lugar, aunque sea el que me he hecho yo.

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 21/04/2025

      Hola Susana,
      Mi sensación al leerte es que en el pasado te han hecho mucho daño y eso ha provocado unas heridas que aún están sangrando… Y sí, lo primero es que te reconcilies contigo misma y encuentres ese lugar en el que te sientas querida y a gusto contigo. Pero también, para que puedas sentirte plena y satisfecha, necesitarás poder volver a abrirte a las relaciones, sabiendo que hay personas maravillosas con las que compartir y que te mereces que te conozcan y conocerlas a ellas.
      No hace falta “beberse la vida”, claro que no, pero sí sentir que tienes amor y vínculos sanos con los que celebrar esa vida.
      Un fuerte abrazo,
      Vanessa

      Responder
  3. Lidia 17/04/2025

    Unas “amigas” llegaron una hora tarde. Mi madre me dijo que las esperase cuando llevaba ya esperando un rato. Hoy no hago eso ni de coña.
    Antes sentía que se me podía tratar de cualquier manera y hoy no paso ni una.

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 21/04/2025

      Hola Lidia,
      Parece que por parte de tu madre hubo una enseñanza de “los demás son más importantes que tú”. Y eso no es sano ni nos enseña a valorarnos. Pero tampoco todo lo contrario, en plan “yo soy más importante que los demás”. Porque ahora puedes conocer a alguien maravilloso que un día se equivoque sin querer, como lo hacemos todos, y si te relacionas desde el “no paso ni una”, esta nueva persona pagará las consecuencias del daño que te hicieron en el pasado y de no querer que te vuelva a pasar lo mismo.
      Para construir relaciones sanas y horizontales es importante que lleguemos a ellas habiendo limpiado antes las heridas que traemos de relaciones previas. Si no hago eso, cargaré en ti el peso de lo que otros me hicieron…
      Un fuerte abrazo,
      Vanessa

      Responder

Deja tu comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicado. Los campos obligatorios están marcados como *



Vanessa Coaching to Be

Únete a los más de 20.000 suscriptores, ¡con regalo incluido!

Apúntate GRATIS y te enviaré ahora mismo el audio "Cómo Evitar que Alguien Te Haga Sentir Mal".

Sí, acepto la Política de protección de datos.

No te enviaré nada de spam y puedes darte de baja cuando te apetezca

Los post más leídos

¿Quieres trabajar conmigo?

Rellena este formulario para tener una sesión de valoración gratuita”.

Buscar

¡Hey!

no te vayas sin tu regalo

¿Quieres empezar a confiar en ti, sentirte segura y disfrutar de tu vida y de tus relaciones?
Apúntate gratis y llévate el audio “Cómo Evitar que Alguien Te Haga Sentir Mal" de regalo.

Sí, acepto la Política de protección de datos.

NO TE ENVIARÉ NADA DE SPAM Y PUEDES DARTE DE BAJA CUANDO TE APETEZCA.

Sí, acepto la Política de protección de datos.

NO TE ENVIARÉ NADA DE SPAM Y PUEDES DARTE DE BAJA CUANDO TE APETEZCA

Sí, acepto la Política de protección de datos.

NO TE ENVIARÉ NADA DE SPAM Y PUEDES DARTE DE BAJA CUANDO TE APETEZCA

Sí, acepto la Política de protección de datos.

NO TE ENVIARÉ NADA DE SPAM Y PUEDES DARTE DE BAJA CUANDO TE APETEZCA