Se dice mucho eso de que el cambio personal profundo y verdadero, el que te hace ser quien quieres ser y estar feliz contigo mismo, suele ser consecuencia de una gran crisis, ya sea por una muerte cercana, por un abandono, por una pérdida… Es cierto que en muchos casos es así, que a veces, hasta que algo no hace crash, vivimos en automático, sin conocernos de verdad y sin mirar demasiado a lo que somos o a lo que queremos ser, hacer o tener para ser felices, que al final es lo que todos buscamos, aunque para cada cuál la felicidad signifique una cosa distinta. Pero también es cierto que muchas personas han comenzado ese camino de descubrimiento personal sin necesidad de que un mar de agua congelada les pillara desprevenidos en medio de la inercia. No hace falta esperar a eso. A menudo son tantas las señales que indican que hace falta, que es necesario, que más me vale que me pare y mire lo que está pasando dentro de mi, que me parece increíble como a veces podemos permanecer ciegos a ellas. Ciegos a nosotros, a nuestra vida, a nuestro derecho a ser felices siendo quien queramos ser, quien nos dé la gana ser. ¿Porqué esperar a que te pase algo gordo o a tener una depresión para empezar a ser feliz? Si tantas personas que pasan situaciones de dolor reconocen salir fortalecidas y agradecidas por lo que han vivido y por lo que son después de pasar por eso, ¿no sería inteligente aprender de ellos y buscar de motu propio ese cambio personal? ¿O es que siempre tiene que venir provocado desde fuera? Me niego a creerlo, y por eso he querido recopilar algunas señales que te pueden ayudar a darte cuenta de que algo no va bien en ti. Y de que puede ir mucho mejor 🙂
Las que todos pueden ver:
- Tu estado de ánimo pega cambios bruscos sin que haya grandes motivos para ello. Un día estás triste, otro alegre, otro irritable, otro apática y cansada…
- No controlas tu relación con la comida, sino que más bien ella te controla a ti. Durante el día más o menos aguantas, pero muchas noches terminas pegándote el atracón.
- Te pones enferma todo el rato… No hay virus que pase cerca que tú no cojas. Del estómago, de la espalda, de la piel, catarros y gripes varias… ¿Sabes que tu cuerpo también te habla y, si no le escuchas, grita?
- Tu motivación es más externa que interna: está en la ropa que te compras, en cómo te ves cuando te miras al espejo, en lo que otros opinan y (te) dicen de ti…
- Te quejas. Te quejas mucho: de lo que te dijo no se quien, de lo que pasó hoy en el trabajo, de tu compañero de oficina, de tu jefe, de cómo está el país… La queja pone el foco en el problema (externo). Y lo único efectivo es ponerlo en la solución (interna).
- Te cuesta tomar decisiones, incluso para elegir el sabor de un helado, porque siempre quieres acertar y que todo salga perfecto… Y lo peor es que al final casi siempre terminas pensando que tenías que haber elegido justo lo otro.
“Lo realmente duro y al mismo tiempo alucinante es abandonar la idea
de ser perfecto y trabajar en ser uno mismo”, (Anna Quindlen)
- Sueles juzgar y poner etiquetas (normalmente negativas) a las cosas, a los lugares, a las personas, a las situaciones… ¿Te suena eso de conocer a alguien y a los cinco segundos decir que es un sabelotodo, que hace lo que sea por llamar la atención o que no es buena persona?
- Te obsesionas mucho con las cosas, rumias todo una y otra vez, buscas mil explicaciones, te preocupas por lo que no depende de ti y necesitas tener todo bajo control… Aunque no lo creas ese ruido mental también es una forma de estrés, y muy perjudicial.
- A veces tienes una actitud un poco agresiva y antipática, y piensas que eres incapaz de controlarla, que no depende de ti (yo, que cumplía esto al 100%, solía explicar(me)lo diciendo “es que soy muy borde”).
Las que solo tú puedes ver, si quieres y te lo permites:
- En tus relaciones acostumbras a pensar que deberías haber dicho o hecho otra cosa. Por ejemplo, estás con amigos, das tu opinión sobre algo y al momento te arrepientes de lo que has dicho, se te pone un nudo en el estómago y te pasas el resto de la tarde dándole vueltas al tema.
- Te parece que si tú no haces las cosas no las hace nadie. Así que te encargas de organizar esto, de preparar lo otro, de preocuparte por tal, de llamar a cual para veros, porque es que hay que mantener la relación… Hagas lo que hagas no te quedas bien, como si hubiera una guerra interna en ti que no logras parar.
- Solo te sientes realmente a gusto cuando estás sola. Es tu momento, el único en el que puedes quitarte la careta, relajarte y ser tal y como eres.
- Crees que la causa de lo que te sucede, de lo que tienes, de lo que haces, es externa, resultado de la suerte, del destino o de las acciones de otros: “si mi jefe fuera más tal”, “si las cosas no fueran así”, “si tuviera mas tiempo”…
- O al revés, crees que todo es culpa tuya. De tus malas decisiones, de tu mala suerte o de todo lo malo que tienes y que eres. ¿Te has dado cuenta de tus pensamientos son como dardos y tú eres la diana con la que se ensañan una y otra vez?
“Todas las barreras que nos impiden alcanzar la felicidad son autoimpuestas. ¿Cuáles son las tuyas?”, Anthony de Mello
- Tienes el foco alumbrando a todo lo que no quieres: no quiero que pase esto, no quiero pensar aquello, no quiero decir que sí a eso otro… Y así, justamente, es como logras atraerlo, igual que atraerías lo que quieres si pensaras más en ello (ya sabes cómo tener una actitud mental más positiva).
- Te recuerdas constantemente cómo se supone que tienen que ser (y no son) tu vida, tu relación de pareja, tu trabajo, tus vacaciones… Vives como si hubiera una serie de normas no escritas sobre cómo deberían ser todas las cosas. ¿Y si esas normas (o creencias) solo estuvieran en tu cabeza?
- Boicoteas continuamente tus sueños. Sí, muchas veces somos nuestro peor enemigo. “Quiero esto, pero es que no voy a poder”, “quiero ser así, pero es que soy asá”… Serás lo que quieras y tendrás lo que quieras cuando dejes de ponerte piedras en el camino.
- Acostumbras a estar pensando en lo que vas a hacer, en lo que viene después, en lo que pasó ayer, en lo que debería haber sido… Como que lo de disfrutar del aquí y ahora te suena místico total.
- Mientras leías este post pensabas “mira que bien le iría esto a fulanito” o “esto describe a menganita tal cuál”. Una de las lecciones más importantes que aprendo cada día es que el verdadero cambio tiene que surgir de uno mismo y que lo primero que hace falta es saber mirar hacia dentro, no hacia los demás. Saber, querer y atreverse.
Puede que hayas reconocido alguna de estas señales en ti, puede que sean muchas, puede que no… Lo importante no es la cantidad, sino el daño que te estén haciendo en tu vida y en tu felicidad. Por cierto, una pregunta que me hacen mucho es “¿Cómo sabré si soy feliz?”. Te aseguro que si de verdad eres feliz, con quien eres y con como eres, lo sabrás. La felicidad es como el amor, o como un orgasmo, que cuando por fin llega no tienes la más mínima duda.
¿Qué opinas? ¿Me lo cuentas en los comentarios?
Y si quieres que te ayude a dejar atrás todo lo que te está haciendo daño y que te enseñe cómo ser más feliz, siendo quien quieras ser y como quieras ser, ponte en contacto conmigo aquí y te invitaré a una sesión de exploración.
Y si me reconozco en casi todas?? 🙂 Me ha gustado mucho el post de hoy.
¡Gracias, Paula! No te preocupes por reconocerte en todas, no es extraño ni tiene por que ser peor que reconocerse en cuatro o cinco. Simplemente te indica que hay cosas en ti que podrías trabajar y mejorar para ser más feliz en tu día a día. Reconocerlo, aceptarlo y saber que está en tu mano cambiarlo ya es un gran paso. Te animo a dar el siguiente 🙂 Un fuerte abrazo
Hola, quisiera ayuda de usted.
Me siento algo perdida, que no puedo tomar decisiones, estoy insegura de todo.
Hola Dania,
Muchas gracias, puedes rellenar este formulario para tener una sesión de valoración y cuando lo hagas me pondré en contacto contigo.
Un abrazo,
Vanessa
Vivimos en automático y justificamos estos sentimientos, pensando que el resto también se siente así… Hace más de un año empecé a ver algunas de estas señales, se repetían a menudo a pesar de que todo parecía ir fenomenal en la superficie. Esta contradicción me traía loca y me enfadaba conmigo misma. Hoy ya se lo que es, y simplemente el haberme puesto en marcha para sincerarme y reencontrarme a mi misma ha eliminado muchos de estos síntomas. Este post ha sido un buen recordatorio para seguir esa búsqueda! Muchas Gracias Vanessa!
Muchas gracias por tu sinceridad, Laura. Sí, unos justificamos esos sentimientos al pensar que el resto también se sienten así y que no pasa nada, que es lo normal. Y en cambio otros los escondemos precisamente por lo contrario, por pensar que somos los únicos que nos sentimos pequeñitos, poca cosa, poco válidos… Y al final, todos mal, ¡con lo fácil que es cuando te pones en marcha! Como tú bien dices, con el simple hecho de sincerarte contigo misma has empezado a eliminar muchos de esos síntomas que te hacían daño. ¡Felicidades! Sigue con esa búsqueda, nunca se termina del todo, pero cada vez es más y más placentera.
Muchos besos
me reconozco casi en todas 🙁
Hola Brianda,
Muchas gracias por tu sinceridad. No te preocupes, no pasa nada. Yo hace tiempo me reconocía en todas. Eso no es un problema. De hecho tomar conciencia es el principio del cambio, así que felicidades por darte cuenta. Ahora lo importante es qué quieres hacer con ello, si quieres cambiar o no :-).
Encantada de ayudarte si te decides.
Un abrazo,
Vanessa
Hola Vanessa, soy una persona que cuando cometo un error, me obsesiono mucho, le doy una y mil vueltas a las cosas y me siento remal y muy culpable. Y después me vuelvo a obsesionar en que lvolveré a cometer el error y me quedaré sola y sin amigos/as.
Y que nadie me va a aceptar como soy.
Parece ser que ni siquiera me acepto yo! No sé como hacer para caerles bien a los demás y me obsesiono mucho después cuando al fin hago una amistad en que esto se va a romper o vamos a acabar mal, o pensarán que tan amable una persona no puede ser y dirán que soy una falsa!!
Después me considero una persona lenta de reflejos y en cuanto hay una discusión y cuando me atacan, me quedo sin saber qué decir y después cuando ya ha pasado todo me pongo a pensar “tendría que haberle dicho esto o lo otro” y me vuelvo a obsesionar en que la próxima vez que me pase, no voy a saber qué decirle, etc. Y me pego pues una semana por lo menos, dándole vueltas a lo que pasó. Necesito ayuda, me doy cuenta que pierdo mucha parte de mi presente en buscar una solución.
Gracias y muy buen post.
Hola :-),
Muchas gracias por tu comentario. Entonces, si tú misma te das cuenta de que te pasan todas esas cosas que no te hacen sentir bien, tal vez sea el momento de hacer algo. Puedes cambiar todo lo que me cuentas, el darle vueltas a los errores, el pensar en lo que tendrías que haber dicho, gustarte, disfrutar de tus relaciones y sentirte merecedora de la aprobación de los demás y de la tuya… Todo eso lo puedes cambiar. Ya sea sola o buscando ayuda, te aseguro que puedes hacerlo.
Mucha suerte y a por ello.
Un abrazo,
Vanessa
Hola Vanessa , tengo casi 20 años, y me pasa eso! No sé cómo sobrellevarlo, cuando tomo una decisión luego me arrepiento!! Pienso que todo lo q me pasa es porque tengo mala suerte!!
Hola Osmely,
Muchas gracias por tu comentario. No sé exactamente sobre qué tomas decisiones de las que después te arrepientes. Para poder darte un consejo necesitaría saber más de ti, de lo que te pasa, de cómo piensas y de cómo te sientes. Lo que sí te digo es que, en mi opinión, la buena y la mala suerte no existen. Que siempre depende y que lo que hoy puede ser una desgracia mañana tal vez termine siendo lo mejor que te pudo pasar.
Y que nosotros también creamos nuestra suerte, coan cada decisión que tomamos, y también con las que no tomamos :-).
Un fuerte abrazo,
Vanessa
He reconocido a mi yo del PASADO en muchos de los puntos que describes, y a mi yo del presente en muchísimos menos, lo que me hace sentirme un poco orgullosa de lo mucho que he cambiado a mejor y cómo voy consiguiendo sentirme más segura de mí misma y ser más yo. Pero sigo en la aventura por descubrir quién soy y aprender a vivir para mí y por mí, que no es tan fácil!!
Gracias por el post. Me quedo específicamente con un pensamiento: lo importante no es la cantidad de puntos que cumplas, sino cuánto daño hacen a tu vida. Eso es importante: a lo mejor sólo te reconoces en uno de estos problemas, pero es de tal magnitud que te amarga la vida sin que te des cuenta (como pasa por ejemplo con el autosabotaje). ¡Enhorabuena! Te seguiré leyendo con interés 😉
Muchas gracias por tu comentario, Sofía. Es muy enriquecedor y creo que puede ayudar mucho a quien lo lea.
Lo que dices no es para que te sientas un poco orgullosa, sino mucho. Porque has emprendido esa aventura, porque lo haces por ti, porque cada día eres un poco más tú… No es fácil, no, pero merece la pena.
Encantada de que sigas por aquí :-).
Un fuerte abrazo,
Vanessa
Soy una chica con grandes sueños pero con mucha negatividad, inseguridad y miedos dentro de mi. Quiero ser mas feliz, más positiva pero no puedo. Trato de averiguar si todo lo que pienso pueden ser señales de algo malo que me va a pasar, pero no hay respuestas. Si sé lo que me gusta. Pero no sé si llegaría. Me gusta la Música, es mi pasión. Y también me gustaría ser más feliz y dejar de tener tantos miedos. Y me gustaría ser más positiva y atraer cosas positivas a mi vida. Realmente no me gusta pensar en el futuro, porque me da mucho y bastante miedo. Pero me gustaría 1. Estar más feliz 2. Estar saludable y 3. Estar más segura de mi misma y de lo que quiero para mí. Realmente no me gusta pensar en el futuro, porque me da mucho y bastante miedo. GRACIAS!!!!!!!!
Muchas gracias por compartir. Yo te diría que cuanto antes trabajes la seguridad en ti, el ser más positiva y los miedos que te limitan, mucho mejor. En el blog encontrarás muchos post que te irán sirviendo en ese camino.
Un abrazo,
Vanessa
Me gusta
Me alegro :-).
Un abrazo,
Vanessa