Tenemos miedo, todos tenemos miedo. Tú, yo y todos los que te rodean. Incluso los que no lo aparentan. Incluso los que ni siquiera lo saben. Incluso los que nunca lo han sentido. Todos tenemos miedo. Nunca me cansaré de repetirlo porque hay quien aún cree que es cosa de unos pocos.
Miedo a quedarnos solos, miedo a que dejen de querernos, miedo a mostrarnos vulnerables, miedo al rechazo, miedo a la crítica, miedo a no sentirnos realizados, miedo a quedarnos solos, miedo a morir sin haber sido felices… todos esos son los miedos de nuestro ego. Nuestras sombras.
Ellos son los que nos confunden y nos desvían la mirada de lo que realmente importa.
Porque debajo de ellos se esconde nuestra luz, la luz del Ser que cada uno de nosotros somos, a pesar de toda esa oscuridad.
Y para alcanzarla necesitamos traspasar el ego, salir de esa cárcel inventada por nuestra mente y tomar conciencia de lo que realmente somos, de lo que realmente eres.
De que puedes ser capaz de lo que tú quieras.
De que puedes llegar más lejos de lo que tus sueños te han contado.
De que puedes vivir la vida que siempre has deseado.
De que tu autenticidad te hace digna, te hace bella, te hace respetable y te hace única.
De que eres libre para ser la persona que quieras ser, la persona que estás destinada a ser, la persona que se esconde debajo de todo eso que crees que eres.
Lo que pasa es que eso, sentir que somos poderosos sin límite, nos da mucho más miedo. Y hace que, por evitarlo, nos quedemos encerrados en vidas minúsculas y sin sentido. Sin atrevernos a mirar y sin atrevernos a ver, ni nuestras luces, ni nuestras sombras.
Ese es nuestro miedo más profundo: que somos poderosos sin límite.
Y muchas veces –casi siempre- son las dificultades las que hacen que te des cuenta de tu poder, las que hacen que salga a la luz tu grandeza y tu belleza, las que hacen que seas realmente tú, quien ya eres, por encima de todo.
Por eso quiero que recuerdes que no has de temer a las tormentas, porque ellas te muestran una y otra vez, que eres poderosa. Poderosa sin límite.
Nuestro miedo más profundo no es que seamos inadecuados.
Nuestro miedo más profundo es que somos poderosos sin límite.
Es nuestra luz, no la oscuridad lo que más nos asusta.
Nos preguntamos: ¿quién soy yo para ser brillante, precioso, talentoso y fabuloso?
En realidad, ¿quién eres tú para no serlo? Eres hijo del universo.
El hecho de jugar a ser pequeño no sirve al mundo.
Mientras dejamos brillar nuestra propia luz,
inconscientemente damos permiso a otras personas para hacer lo mismo.
Y al liberarnos de nuestro miedo,
nuestra presencia automáticamente libera a los demás.
Texto leído por Nelson Mandela cuando fue elegido Presidente de Sudáfrica en 1994 y que pertenece al libro “Volver al amor”, de la escritora estadounidense Marianne Williamson.
Gracias por este texto Vanessa.
Sinceramente, cuando estoy en alguna situación que me da “miedo” es en este texto en el que pienso y en mi cabeza aparezco yo quitándome las cadenas que me limitan! Y funciona! Funciona pensar que podemos ser lo que queramos! Te llena de poder y libertad.
Gracias por enseñarnos tanto!
Un beso enorme
Hola Miriam,
Gracias a ti por compartir. Qué bien que hayas hecho ese anclaje tan chulo con este texto, qué bien que sepas verte así en esos momentos… Tienes muchas herramientas dentro de ti. Todo está dentro de ti, no lo olvides nunca.
Un abrazo grande,
Vanessa