Descárgate GRATIS la guía Cómo Defenderte cuando Alguien Traspasa tus Límites

Cómo saber si eres demasiado susceptible

Mujer seria y enfadada - Cómo saber si eres demasiado susceptible

“Me afecta demasiado lo que hacen los demás y me lo tomo todo muy personal”.

¿Te suena esto? Se lo escucho a diario a las mujeres a las que ayudo a mejorar su autoestima y sus relaciones.

Algunas, cuando les molesta algo de alguien, se callan y se tragan el malestar, aunque después le den mil vueltas.

Y otras se llenan de rabia, explotan y atacan al otro o sueltan algo de lo que después se arrepienten.

La cosa es que, casi todas ellas, se etiquetan como “demasiado susceptibles”.

¿Tú también piensas que eres demasiado susceptible? Pues vamos a comprobarlo. 

Vale, ¿qué es ser demasiado susceptible? ¿Cómo se mide eso? ¿Quién dice cuánto está bien que te moleste algo y a partir de qué punto ya no está bien?

A ver, lo primero es que lo que sientes SIEMPRE está bien. Y, si te estás sintiendo así, ¡es por algo! (y esto no significa que el otro haya hecho algo mal, ojo).

En cambio, cómo respondes a eso que ha pasado, es lo que ya NO siempre está tan bien.

Por ejemplo, si das por hecho que alguien te odia porque no hizo algo como se lo pediste, o si dejas de hablar a alguien porque se olvidó de ti un día importante, sí puede ser que tu forma de gestionar lo que te pasa no sea la más adecuada.

Pero cómo te sientas en esas situaciones está perfecto.

Es decir, NO es que seas demasiado susceptible porque algo te moleste mucho.

El problema es lo que tú te cuentas y cómo reaccionas cuando algo te molesta mucho.

Camino correcto y camino incorrecto

Mira, cuando nos molesta algo de alguien, podemos vivirlo de dos formas.

La primera es ésta: tú haces algo que no me gusta, yo me siento mal…, doy por hecho que lo has hecho para fastidiarme o porque no te importo o con cualquier mala intención y, a partir de ahí, te ataco o te pongo la cruz.

Y la segunda es ésta: tú haces algo que no me gusta, yo me siento mal…, escucho cómo me estoy sintiendo, observo qué me está doliendo de ti y te lo expreso (pero sin asumir que tú lo has hecho por agredirme o algo parecido).

¿Ves la diferencia? Pues las relaciones se complican mucho cuando elegimos la primera opción.

Pero, claro, para optar por la segunda opción, hace falta que yo sepa gestionar mis emociones (en vez de culpar al otro de cómo me siento) y que no dé por hecho que yo sé el motivo por el que los demás hacen las cosas.

Porque, quien explota o tiene reacciones emocionales muy fuertes, suele ser porque piensa mal, desconfía de las intenciones del otro y cree que los demás le están atacando o que hacen las cosas para fastidiar.

Y, una vez que piensa eso, asume que su interpretación es la correcta sin plantearse nada más y reacciona en base a ello.

Por ejemplo, el otro día estaba mirando el móvil mientras paseaba a mis perros y, de repente, una mujer empezó a gritarme que era una sinvergüenza y que las cacas de los perros se recogen.

Resulta que uno de ellos había hecho caca y yo, como estaba mirando el móvil, pues no lo había visto.

¿Qué pensó esta mujer? Que yo no quería recoger la caca.

Es decir, pensó que yo lo estaba haciendo a propósito, dio por hecho que su interpretación era la correcta y reaccionó en base a ella.

¿Qué podría haber hecho en vez de eso? Llamar mi atención y decirme que el perro había hecho caca. Yo la habría recogido y punto.

¿Ves la diferencia?

¿Cuánto te ha costado tu piso?

Pues eso, que lo que hace el otro es suyo, y los motivos no los puedes saber.

Lo que sí puedes saber es cómo te sientes tú con eso y con qué te está conectando. ¡Y ésta es la parte de la que has de encargarte tú!…. No de juzgar o presuponer los motivos del otro, sino de ver qué te está pasando a ti con eso (cuando algo te altera muchomucho, es probable que te esté conectando con algo de tu pasado).

Por ejemplo, el otro día una coachee que se acaba de comprar un piso me contaba que una amiga le había preguntado cuánto le había costado. “Le contesté, pero le puse mala cara. No entiendo que alguien pregunte eso, ¡me molesta un montón la gente tan cotilla!”.

¿Qué pasa aquí? Pues que igual para su amiga esa pregunta no tenía importancia y tal vez a ella no le habría molestado que se la hicieran. O sí. La cosa es que mi coachee desconfió de los motivos por los que su amiga le estaba preguntando eso, en vez de simplemente escuchar que ella no se sentía cómoda con la pregunta y decirle que prefería no compartir ese dato.

¿Ves la diferencia entre pensar mal del otro o escuchar cómo me siento yo con eso y ponerle un límite?

Y te pongo otro ejemplo: una coachee cuya compañera de trabajo se había tirado media ahora hablando por teléfono a su lado. “¿Cómo puede ser que no se diera cuenta de que me estaba molestando y distrayendo? Después estuve toda la mañana super seca y sin hablarle”, me decía.

¿Lo ves? Que mi coachee se sintiera molesta estaba perfecto.

El problema era asumir los motivos de su compañera, en vez de decirle cómo se había sentido y pedirle que no lo volviera a hacer.

(Si te estás dando cuenta de que sí que eres un pelín susceptible y quieres trabajar esto conmigo para que deje de afectar a tus relaciones, rellena esto).

Cuatro señales de que sí eres demasiado susceptible

Pues eso, que sabes que te pasas de susceptible por cómo interpretas lo que hacen los demás y por cómo reaccionas a ello.

Pero, por si todavía tienes dudas de si te pasas de susceptible, aquí tienes 4 señales muy claras de que sí:

1.No soportas que alguien te corrija o te haga una crítica, porque es como que “si no estás de mi parte, es que estás contra mí”. Así que, cuando eso pasa, te pones a la defensiva y sueltas lo primero que te viene a la cabeza, aunque después te arrepientas.

Por ejemplo, si tu pareja te dice que no deberías ser tan estricta con tu hermano, tú lo vives como que se está poniendo de su parte en vez de apoyarte a ti. ¡Y te da mucha rabia!

2.Como no te permites errores y te exiges hacerlo perfecto, tampoco toleras bien que los demás no cumplan con tus expectativas o que se equivoquen (por ejemplo, no recogiendo la caca de su perro 😉 y sueles señalárselo cuando pasa.

3.No soportas las injusticias y entras en guerra cada vez que alguien tiene un comportamiento que consideras injusto.

Por ejemplo, te alteras un montón si no se hace un reparto equitativo de la comida o si alguien está ocupando más espacio en el autobús del que le corresponde.

4.Sueles pensar mal de las intenciones de los demás, te cuesta confiar y crees que tienes que estar en alerta para que no te pisen.

¿Te suenan estas señales?

Pues el problema, sobre todo, es cuando vives tus relaciones íntimas desde aquí. Porque no es lo mismo ser susceptible con el vecino del cuarto que serlo con tu pareja o con tus amigos.

Así que, si te estás dando cuenta de que sí que eres demasiado susceptible, empieza a observar qué miedo hay detrás de tu forma de reaccionar. Porque seguro que lo que hace que te pongas así es el miedo, aunque todavía no seas capaz de ver a qué 💕.

Si no eres tú, seguro que conoces a alguien que se pasa de susceptible, ¿a que sí? ¿Y cómo suele reaccionar? Cuéntamelo aquí debajo y lo comentamos ;-).

¿Quieres más consejos?

Apúntate GRATIS y recibe cada semana herramientas y recursos para tener Más Seguridad, Más Felicidad y Más Bienestar.

Sí, acepto la Política de protección de datos.

Acerca de Vanessa Carreño

Trabajo con mujeres que se sienten inseguras, no se valoran ni tienen confianza en sí mismas, le dan muchas vueltas a la cabeza y se preocupan mucho por lo que piensen los demás.

Con mis programas de Autoestima, Relaciones Personales y Dependencia Emocional consiguen ganar confianza en sí mismas y sentirse seguras y capaces de alcanzar sus objetivos. Aprenden a valorarse, se atreven a ser ellas mismas y empiezan a disfrutar de su vida y de sus relaciones.

¿Quieres que te ayude a ti también? Solicita una sesión de valoración gratuita conmigo rellenando este formulario.

8 comentarios

8 comentarios
  1. Silvia 05/12/2024

    Hola Vanessa:
    Súper interesante el contenido de este artículo. Me va a servir mucho para mejorar
    mis relaciones porque es verdad que muchas veces interpretamos mal lo que nos dicen los demás y en lugar de preguntar por qué lo dicen o cuestionarnos por qué nos hace sentir mal; respondemos de forma inadecuada y nos resentimos o nos enfadamos con los demás.

    Voy a seguir tus pasos de permitirme identificar por qué me hace sentir mal el comentario y después aclararlo o poner los límites necesarios para que no me sienta irrespetada.

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 09/12/2024

      Hola Silvia,
      Da gusto cómo lo has resumido, eso es. Escuchar primero qué te pasa a ti para después poder aclararlo o poner límites o lo que sea que necesites.
      Me alegro de que te haya servido :-).
      Un abrazo,
      Vanessa

      Responder
  2. Eva 08/12/2024

    Hola Vanessa, al leer el artículo me he acordado de una tía de mi trabajo que, como yo no reaccioné como ella esperaba, siempre me mira fijamente y alucinada (para empezar o creo que es imbécil). Pasó a mi lado y le dijo a su compinche: “esa chica es más borde” y la compinche, que es una apocadita: “sí”. En mi cara 8-/ Desde entonces siempre que aparezco se miran entre ellas con intención, la última vez la compinche me vio y miró a la otra burlona. No dije nada porque me quedé flipando y aparte había una jefa delante. O sea, la individua no es sólo una acomplejada, sino que carece de moral alguna y para sentirse alguien necesita reírse de los demás. Es patético.

    La próxima vez que las vea les voy a preguntar el nombre y decirles que, si tienen algo que decir, me lo digan a la cara. O que si quieren puedo hablar con recursos humanos. Que las eduque su madre. Este comportamiento tiene que ver con las mujeres que saltan a otras mujeres porque con los hombres no se atreven. Muchas gracias por tu artículo, Vanessa, un abrazo.

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 09/12/2024

      Muchas gracias, Eva. Recuerda que lo que sientes cuando coincides con esa mujer está bien, y que en lo que puedes trabajar es en tus pensamientos y en tu forma de responder. Para que puedas quedarte a gusto y tranquila.
      Un abrazo,
      Vanessa

      Responder
      • Eva 15/01/2025

        Muchas gracias, Vanessa. Yo tengo veintitantos y estas dos individuas deben de tenerlos también, porque formamos parte del mismo programa de trabajo. Ayer tuvimos un meeting y ellas haciéndose gestos, la apocadita mirándome malvadamente, muy mal rollo. Pasé de ellas.
        Hoy en el ascensor otras dos individuas se han empezado a reír de mí y ya les he soltado: ¿de qué os reís? Se han mirado flipando y a poner excusas estúpidas pero se seguían riendo.
        He decidido que no me voy a callar si se sobran conmigo, pero no voy a ir buscando a este tipo de personas. Tendría que haberles contestado que ya me parecía que no se estaban riendo de mí, porque tener ese comportamiento en el trabajo es de ser bastante g–…Un abrazo.

        Responder
        • Vanessa Carreño Andrés 21/01/2025

          Gracias Eva. Me venía una frase que me gusta mucho, que dice algo así como “esperar que los demás no te hagan daño porque seas buena persona es como esperar que el toro no te envista porque eres vegetariano”. Y es así, quien por lo que sea necesita atacar a los demás de alguna forma, lo va a hacer independientemente de ti. En lo único que tú tienes poder es en cómo respondes a eso y qué haces tú con ello. Hay situaciones que sí se merecen nuestra atención y otras que no.
          Un abrazo,
          Vanessa

          Responder
  3. Jose Luis 12/12/2024

    Hace muchos años que leo atentamente todo lo que subes y casi casi todo parece que tiene mi nombre. Que curioso ha sido leer el de eres una persona susceptible? Si si y si.
    En todo las cosas siempre está la parte personal, que limites pones tú, expones que deseas y que no, que te molesta o te lo callas y lo sufres y un sin fin.
    Solo darte la enhorabuena eres de mejor que he conocido y merece la pena leerte. Un abrazo grande, enhorabuena.

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 13/12/2024

      Muchas gracias por tus palabras, Jose Luis 😍. Me alegra que este post te haya servido. Cuando nos juzgamos por ser demasiado susceptibles no nos dejamos sentir lo que estamos sintiendo. Y eso siempre está bien, la cosa es qué hacemos con ello y cómo se lo trasladamos a la otra persona.
      Un abrazo grande,
      Vanessa

      Responder

Deja tu comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicado. Los campos obligatorios están marcados como *



Vanessa Coaching to Be

Únete a los más de 20.000 suscriptores, ¡con regalo incluido!

Apúntate GRATIS y te enviaré ahora mismo el audio "Cómo Evitar que Alguien Te Haga Sentir Mal".

Sí, acepto la Política de protección de datos.

No te enviaré nada de spam y puedes darte de baja cuando te apetezca

Los post más leídos

¿Quieres trabajar conmigo?

Rellena este formulario para tener una sesión de valoración gratuita”.

Buscar

¡Hey!

no te vayas sin tu regalo

¿Quieres empezar a confiar en ti, sentirte segura y disfrutar de tu vida y de tus relaciones?
Apúntate gratis y llévate el audio “Cómo Evitar que Alguien Te Haga Sentir Mal" de regalo.

Sí, acepto la Política de protección de datos.

NO TE ENVIARÉ NADA DE SPAM Y PUEDES DARTE DE BAJA CUANDO TE APETEZCA.

Sí, acepto la Política de protección de datos.

NO TE ENVIARÉ NADA DE SPAM Y PUEDES DARTE DE BAJA CUANDO TE APETEZCA

Sí, acepto la Política de protección de datos.

NO TE ENVIARÉ NADA DE SPAM Y PUEDES DARTE DE BAJA CUANDO TE APETEZCA

Sí, acepto la Política de protección de datos.

NO TE ENVIARÉ NADA DE SPAM Y PUEDES DARTE DE BAJA CUANDO TE APETEZCA