Grábate esto a fuego: que seas tú misma con alguien NO solo depende de ti.
Que puedas ser tú, tal cual eres, simpática, espontánea, dulce, cariñosa, divertida… (o lo que sea que te defina a ti), también depende, y mucho, de otro factor que NO estás teniendo en cuenta.
Y esto que te voy a explicar lo puedes aplicar a un entorno laboral, a tu familia de origen, a un grupo de amigas, a las mamás del cole o a lo que te dé la gana.
Porque estoy segura, segurísima, de que hay algún lugar en el que no estás pudiendo ser tú misma y no te estás dando cuenta de cuál es el motivo (o te estás contando que es otro muy distinto al que en realidad es).
El hombre que cambió de la noche a la mañana
Vale, te lo explico. Empiezo con un ejemplo de pareja. Es algo que le pasó a una coachee hace poco (si tú también quieres trabajar conmigo, cuéntamelo aquí).
Imagínate que estás hablando con alguien en una de esas apps de conocer gente, tipo Tinder. Y al principio la conversación es súper fluida y agradable. Sientes el interés de la otra persona, dice cosas que te encantan y tú también estás encantada.
Así que todo te sale muy espontáneo y natural. Dices lo que te apetece sin pensarlo, te ríes, bromeas… ¡tal cual eres tú!
Total, que en algún momento le propones tomar algo. El te dice que le gustaría un montón y tú le ofreces algún día para quedar.
Pero parece que nunca le va bien. Que sí, que no, que sí, que no, que este día tengo mucho trabajo, que ya te diré, que mejor lo vamos hablando… Es como que todo lo que él te decía y las ganas que le sentías no concuerdan con lo que ahora está haciendo de poner pegas y justificaciones.
¿Es que ya no quiere quedar? ¿Es que hay algo que no le ha gustado de ti? Y, a partir de ahí, la conversación pierde la chispa y la gracia que tenía los primeros días y tú te sientes mucho más forzada e insegura y empiezas a planificar todo lo que dices o cuándo escribirle.
Ahora ya no eres, simplemente, tú misma. ¡Es como que hubieras dejado de ser tú!
Adivina, adivinanza. ¿Qué está pasando?
¡Que no puedes ser tú misma con alguien que no te está dando seguridad!
Que los primeros días esa persona te hacía sentir segura, y eso permitía que tú pudieras soltarte y ser natural. ¡Tal cual eres!
Pero, en cuanto ha dejado de darte seguridad, tú has dejado de ser tú misma.
Y lo que te está pasando es lógico y normal. ¡Porque no puedes ser tú misma en un lugar en el que no te sientes segura!
Una comida familiar de “apaga y vámonos”
Y esto es lo que te decía que lo puedes aplicar a cualquier entorno. A TODO lo que se te ocurra.
Por ejemplo, suponte que llegas a un trabajo nuevo en el que hay una compañera que se pone por encima de ti, intenta dejarte mal y hace comentarios ofensivos. Y tú te cuentas que quieres trabajar relajada y rendir como siempre lo has hecho, como si ella no estuviera.
Pues no, ¡no puedes! Si no sabes qué es lo siguiente que va a hacer tu compañera y por dónde te la va a liar, no puedes estar tranquila ni sentirte segura. Y, por lo tanto, ¡no puedes ser tú misma!
O si en las comidas con tu familia no te sientes cómoda porque no hay buen ambiente, porque no puedes decir lo que piensas, porque no sientes que se interesen por lo que te pasa o porque parece que cualquier cosa genera mal rollo, ¡es imposible que puedas ser tú misma!
Por más que te esfuerces y por más historias que te cuentas, ¡es im-po-si-ble!
¿Por qué? Porque para que puedas ser tú misma en un lugar necesitas estar relajada.
Igual de relajada que cuando estás contigo a solas en tu habitación o tirada en el sofá con tu mantita.
Y, si en un entorno no te sientes segura, es imposible que puedas estar natural, suelta y relajada.
Si tienes una amiga que cuando estás con ella te corrige y te lleva la contraria, o que cuando le cuentas algo con ilusión te lo tira por tierra, o que te corta y no te deja hablar, o que hace comentarios que te descolocan y bromas con las que te sientes incómoda, o que no se interesa por tus cosas… ¿vas a poder ser tú misma con ella? No, porque no sientes que ese sea un lugar seguro.
Y lo mismo en una cena con la gente del gimnasio, en una comida de navidad con los compañeros de yoga o donde sea.
Si con alguien tienes que adaptarte o medir tus palabras o esforzarte de alguna forma, vas a estar tensa y no vas a poder ser auténtica.
Vas a empezar a analizar todo lo que pasa, a controlar lo que hace el otro y lo que haces tú y a rayarte con lo que dices y lo que no dices.
Incluso puede ser que pienses que la culpa de lo que te está pasando es tuya, por ser demasiado insegura, o demasiado sensible o lo que sea.
Pues, ojito, porque igual el problema es que ese lugar o esa persona te está haciendo sentir insegura. Como si estuvieras en una jaula de leones.
Y, por lo tanto, ahí tu parte relajada, tu parte espontánea, tu parte auténtica…, ¡no pueden florecer!
¿Dónde te está pasando esto? Seguro que con alguien te está ocurriendo. Piénsalo, y me lo cuentas aquí debajo en los comentarios ;-).
Vanessa, me encantas porque lo dices todo tal cual es. Yo me siento muchas veces identificada con todo. Me encantaría hacer un taller o terapia contigo pero actualmente estoy empezando una de las heridas de infancia y no quiero mezclar. Pero me gustaría hablar contigo incluso de la anterior publicación que hiciste sobre bullying y que a la edad adulta nos sigue afectando.
Hola Vanessa,
Muchas gracias, preciosa. Encantada de que hablemos cuando quieras, de que hagas un proceso conmigo o alguno de mis cursos. A tu disposición y feliz de recibirte :-).
Un abrazo,
Vanessa
Es lo que llaman “actitud profesional” en el trabajo, tienes que adaptarte a una imagen y no mostrar debilidad o inseguridad nunca jamás. Por eso me pone tan nerviosa el trabajo, porque soy muy insegura en él…por motivos.
Hola Susana,
Creo que de lo que tú hablas es más bien el creer que en el entorno profesional tienes que colocarte como alguien fuerte o seguro y que no se te vea débil o vulnerable. Es un poco distinto a lo que menciono en el post, que habla de que si un determinado entorno no te aporta seguridad es imposible que estés relajada y puedas ser tú misma.
Muchas gracias.
Un abrazo,
Vanessa
Totalmente reflejada me he visto en este post, querida Vanesa, da “seguridad” haberlo leído de una profesional. Muchas gracias por tus compartires
Abrazo!
Gracias a ti por comentar, Susana. Me alegro de que te haya servido.
Un abrazo grande,
Vanessa
Vanessa, entonces, ¿es de trabajar primero la seguridad para poder ser uno mismo, o es que no puedo hacer nada en esas condiciones?
Hola Marielos,
Pues son las dos cosas, porque cuando tú te sientes segura de ti, sin juicios, vas a saber reconocer y aceptar que en un lugar no te puedes sentir segura porque no te están dando seguridad. Igual que si caminaras por la jungla sola de noche no te exigirías sentirte segura y aceptarías que es un entorno inseguro para ti. Pues lo mismo, y cuando tú validas eso ya puedes ver hasta qué punto hay algo que puedas hacer o si más bien se trata de soltar la lucha o de alejarte de ese lugar.
Un abrazo,
Vanessa
Muy claro todo lo que dices en este post. Me ha pasado muchas veces y pensaba que eran carencias mías. No entendía cómo en muchos entornos podía ser sociable y desenvuelta, mientras que en otros me apagaba por completo. Ahora te leo y reflexiono que ciertamente no eran personas ni sitios seguros para mí.
Gracias Vanessa
Qué maravilla, Sonja. Me alegro de que te haya servido para darte cuenta de que había lugares que te apagaban. Que puedas ser tú misma, sociable y desenvuelta, no solo depende de ti. Necesitas un entorno que facilite que estés relajada. Y pocas veces nos damos cuenta de esto.
Un abrazo,
Vanessa