Descárgate GRATIS la guía Cómo Defenderte cuando Alguien Traspasa tus Límites

Ojo con enfadarte cuando alguien hace algo que no te gusta

Mujer con gesto de enfado - enfadarte cuando alguien hace algo que no te gusta

Atenta a lo que me pasó el otro día dándome un masaje.

La cosa es que hace poco estuve en un retiro terapéutico de diez días en el que se hace un trabajo emocional muy profundo y exigente. Vaya, que terminas agotada.

Y el último día, al salir, me dice una compañera: “buuuf, ¡mañana me voy a dar un masaje!”.

A lo que yo respondí: “qué buena idea, ¡yo también!”.

Total, que unos días después le escribo para decirle que salgo de mi masaje, que me ha encantado y que gracias por inspirarme con esa idea.

Y me dice que ella pidió el suyo silencioso.

“¿Silenciosoooo? Ay maaadre, ¡que otra vez me he pillado no pidiendo!”, pensé yo 😆.

¿A que me refiero? A que a mí también me apetecía mi masaje en silencio, así que, cuando la masajista empezó a darme conversación, yo lo que hacía era contestarle con monosílabos sin darle más bola, para que se diera cuenta de que yo no estaba habladora.

¿Que hizo mi compi a la que le apetecía lo mismo? Pedir un masaje en silencio.

(Pues sí, a veces todavía me pillo no pidiendo lo que quiero y esperando que el otro se dé cuenta de lo que necesito).

¿Te pasa esto a ti? ¿Pides lo que quieres? ¿O esperas que se den cuenta?

Y, ojo a esta pregunta: ¿cómo respondes cuando no se dan cuenta? Porque, hace años, yo me habría cabreado si la masajista me sigue dando conversación, ¡sin darme cuenta de que el problema es que yo no le estaba pidiendo lo que necesitaba!

Y esto lo veo constantemente en las mujeres que hacen mis programas individuales.

Por ejemplo, una que se enfada porque su compañera de trabajo le pide ayuda con algo que está haciendo sin ver que en ese momento ella (mi coachee) está muy desbordada.

Otra que se pone negra porque se quiere ir a casa después de una cena con amigas y éstas le insisten para que se quede a tomar algo.

Y otra que se cabrea porque en la clínica de estética le intentan vender un producto que a ella no le interesa.

¿Cuál es el problema en estos tres casos? Que las tres se sentían incómodas diciendo que no y no les gustaban las situaciones que les obligaban a tener que poner un límite. Pero, en vez de darse cuenta de eso, lo que hacían era enfadarse o criticar a la otra persona.

Lo mismo se ponían serias, bordes o más distantes, en plan “me parece fatal que hagas esto que no deberías estar haciendo”, pero sin haber comunicado su necesidad en ningún momento. ¡Porque no querían quedar mal! (atenta a la locura en la que vivimos, que creemos que decir lo que nos pasa nos va a hacer quedar mal…).

¿Lo ves?

Es decir, una cosa es enfadarte si alguien hace algo que antes ya le has pedido que no haga.

Y otra muy distinta es esperar que los demás adivinen lo que tú no quieres que hagan y enfadarte si no lo adivinan.

Que por supuesto que puede haber limites universales y obvios para todo el mundo, como que no me insultes, que no me empujes o que no me menosprecies… (Bueno, y a veces ni esos, porque hemos crecido en entornos con una violencia tan normalizada que hay personas para las que gritarle a alguien no es traspasar un límite 😏).

Pero hay muchos otros límites, como que alguien te insista para que hagas algo o que alguien te pida ayuda en un momento que no te va bien, ¡que necesitas expresar tú para que la otra personas los conozca!

Vaya, que los limites NO se dan por supuestos. ¡Los limites se ponen!

Porque tus límites no tienen que ver con la otra persona, ¡tienen que ver contigo!

Y, en un caso como el de que me hables mientras me das un masaje, si yo no quiero que hagas eso, te lo tengo que decir.

Y en un caso como el de que no me organices un plan sin preguntarme antes, si veo que eso pasa y a mí me molesta, ¡te lo tengo que decir!

Y en un caso como el de que no quiero que me digas que soy tonta cuando doy mi opinión sobre algo, aunque esto a mí me parezca algo obvio y que ya se da por hecho, si veo que tú lo haces, ¡también te lo tengo que decir!

¿Qué estaría genial que el otro lo adivinara? Pues sí, pero cuando esperas que los demás respeten los límites que no les estás poniendo, te estás quitando tu parte de responsabilidad en el asunto.

Por ejemplo, tuve una coachee que me contaba que cuando quiso dejar la terapia con su psicólogo, éste le dijo que tenía que ir a una última sesión de cierre. Y ella no quería, pero fue. Y cuando terminó la sesión y le pagó se sintió enfadada y utilizada.

¡Claro! ¡Lógico y normal! Porque estaba haciendo algo que no quería hacer. ¿Qué hubiera pasado si, en vez de eso, hubiera rechazado la petición de su psicólogo de tener una sesión de cierre? Que se habría quedado a gusto y tranquila porque se estaba respetando (en vez de respetar las necesidades del otro por encima de sí misma).

Pues eso, que las relaciones no funcionan desde ese ideal de que “el otro va a saber lo que me molesta”, porque cada persona es un mundo, tiene unos límites diferentes y no todo el mundo es capaz de ponerse en tu lugar como tú esperas.

Así que tu trozo del pastel en cualquier relación con alguien implica que sepas mover ficha y poner un límite cuando algo te genera malestar o te hace sentir incomoda.

Y que te des cuenta de que tu enfado, muchas veces, tiene más que ver con que esa persona te está poniendo entre la espada y la pared y te está obligando a poner un límite claro que te gustaría no tener que pasar el mal trago de ponerle.

Entonces lo que necesitas trabajar en ti no es tanto el cómo poner límites (que, también), sino lo que está haciendo que NO los pongas.

Todos los miedos que hay debajo de no ser capaz de ser clara, de decirle que no a alguien o de expresarle lo que te hace sentir incómoda.

Para eso es mi curso LÍMITES, práctico, efectivo y aplicable tooodos los días de tu vida, para que de verdad te sientas segura en cómo te relacionas y seas capaz de decir que no y de poner límites claros y bien puestos (con respeto, sin agresividad y sin titubeos).

Lo haces por tu cuenta en unos 5 o 6 meses y desde que te apuntas tienes acceso inmediato al curso, y lo tendrás para siempre.

¿Dónde vas a conseguir esto? AQUÍ.

¿Quieres más consejos?

Apúntate GRATIS y recibe cada semana herramientas y recursos para tener Más Seguridad, Más Felicidad y Más Bienestar.

Sí, acepto la Política de protección de datos.

Acerca de Vanessa Carreño

Trabajo con mujeres que se sienten inseguras, no se valoran ni tienen confianza en sí mismas, le dan muchas vueltas a la cabeza y se preocupan mucho por lo que piensen los demás.

Con mis programas de Autoestima, Relaciones Personales y Dependencia Emocional consiguen ganar confianza en sí mismas y sentirse seguras y capaces de alcanzar sus objetivos. Aprenden a valorarse, se atreven a ser ellas mismas y empiezan a disfrutar de su vida y de sus relaciones.

¿Quieres que te ayude a ti también? Solicita una sesión de valoración gratuita conmigo rellenando este formulario.

4 comentarios

4 comentarios
  1. Elena 13/12/2024

    Yo iba a una esteticista que era demasiado “acosadora” ofreciendo productos y servicios, promociones, etc, mientras te atendía, te cobraba, te daba cita, etc. Entiendo que una persona tenga que intentar hacer negocio, me he criado en la tienda de mis padres, pero también entiendo que debes tener las suficientes habilidades sociales y comerciales para valorar cuando esa estrategia no es la mejor con determinado cliente.
    Yo no he puesto límites en el sentido de hablar con ella explicándole qué me pasa con detalle. He dejado de ir. En muchas ocasiones he intentado con diplomacia que entendiera que me agobiaba tanto intentar venderme cosas, y no he considerado necesario ser explícita, lo soy en otras circunstancias, me violenta mucho, no lo hago bien siempre, y no paso por eso si no es una persona que me importe mucho, a la que tenga que tratar obligatoriamente, sean temas ya serios, haya mucha confianza, etc.
    He dejado de ir sin una explicación clara, es verdad, y eso no me parece correcto, pero sinceramente tampoco estaba cómoda yendo, ni habría estado cómoda diciéndole que me parece una pesada espantaclientes, y quedándome después. No he visto salida fácil. Creo que no siempre la hay.

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 13/01/2025

      Muchas gracias por compartir, Elena. Si sientes que te has quedado bien y que en otras ocasiones sí que eres clara y dices lo que te pasa, pero en ésta no lo has considerado necesario, está perfecto. No se trata de que siempre que nos pase X tengamos que hacer Z, sino de que cada uno se de cuenta de si evita algo cuando no hace Z. En tu caso has optado por dejar de ir, y ahí te has hecho responsable. Sería diferente si siguieras yendo y quejándote pero no dijeras nada. Así que enhorabuena.
      Un abrazo,
      Vanessa

      Responder
  2. Silvia 20/12/2024

    Yo acabo de decirle a un chico que no quería seguir hablando con él porque me había dado plantón para quedar tres veces. Ya tuve una amiga que me plantaba en el último momento y la excusa era la misma, que tenía una mala racha mental, pero es que al final la que se quedaba colgada e incluso sola en una fiesta de Halloween era yo. Todo era absurdo, así que creo que he hecho bien. No quiero eso en mi vida.
    Me doy cuenta que desde secundaria me dejé influenciar por lo de “tener que quedar”. No tiene ningún sentido tener “amigos” porque sí. Estoy muy sola, pero no me voy a conformar con alguien cuyo patrón no me gusta por dejar de estarlo.

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 13/01/2025

      Hola Silvia,
      No sé si es tu caso pero, a veces, cuando hemos aprendido a conformarnos para no estar solas, hace falta un tiempo intermedio entre que vas soltando relaciones tóxicas y dejando espacio para que entren otras más sanas y nutritivas. Así que te deseo que este sea un tiempo de siembra y que pronto nazcan las flores en tu jardín…
      Un abrazo,
      Vanessa

      Responder

Deja tu comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicado. Los campos obligatorios están marcados como *



Vanessa Coaching to Be

Únete a los más de 20.000 suscriptores, ¡con regalo incluido!

Apúntate GRATIS y te enviaré ahora mismo el audio "Cómo Evitar que Alguien Te Haga Sentir Mal".

Sí, acepto la Política de protección de datos.

No te enviaré nada de spam y puedes darte de baja cuando te apetezca

Los post más leídos

¿Quieres trabajar conmigo?

Rellena este formulario para tener una sesión de valoración gratuita”.

Buscar

¡Hey!

no te vayas sin tu regalo

¿Quieres empezar a confiar en ti, sentirte segura y disfrutar de tu vida y de tus relaciones?
Apúntate gratis y llévate el audio “Cómo Evitar que Alguien Te Haga Sentir Mal" de regalo.

Sí, acepto la Política de protección de datos.

NO TE ENVIARÉ NADA DE SPAM Y PUEDES DARTE DE BAJA CUANDO TE APETEZCA.

Sí, acepto la Política de protección de datos.

NO TE ENVIARÉ NADA DE SPAM Y PUEDES DARTE DE BAJA CUANDO TE APETEZCA

Sí, acepto la Política de protección de datos.

NO TE ENVIARÉ NADA DE SPAM Y PUEDES DARTE DE BAJA CUANDO TE APETEZCA

Sí, acepto la Política de protección de datos.

NO TE ENVIARÉ NADA DE SPAM Y PUEDES DARTE DE BAJA CUANDO TE APETEZCA