¿Cuántas veces has dejado de hacer algo porque has pensado que tu acción no iba a marcar una gran diferencia?
Si soy yo sola…
Total, ¿para qué?
¿Qué va a cambiar que yo haga esto?
Y puedes estar pensando en algo más material, como recoger un papel del suelo en un campo lleno de porquería que la gente ha ido dejando, o devolver algo que has decidido no llevarte al mismo estante del que lo habías cogido en el supermercado.
O puedes estar pensando en algo más emocional, como acercarte a alguien que está pasando por un mal momento, dar un gracias de corazón por algo que ha significado mucho para ti, o sentarte a escuchar cinco minutos a tu hijo…
Puedes pensar en lo que tú quieras… Y siempre encontrarás un lugar en el que no te estás dando permiso para marcar tu pequeña diferencia.
A veces creemos que nuestra capacidad de influencia es muy pequeña…
Pero no. En realidad, es muy grande.
Muy grande porque todos somos ejemplos para todos.
Muy grande porque, nuestra única manera de cuidar del mundo, es cuidar de nuestro micromundo.
Y, sobre todo, es muy grande porque cuando tú eres un ejemplo para ti, estás cuidando de tu autoconcepto y de tu autoestima.
Malgastamos el tiempo juzgando lo que hacen los demás, en vez de hacernos responsables de lo nuestro, de lo único en lo que podemos influir.
En vez de plantearnos qué pequeño granito de arena podemos poner nosotros.
Hoy. Aquí. Ahora.
EL INCENDIO
Cuando el enorme bosque comenzó a incendiarse, cada animal asustado, se
lanzó a correr…
La mayor parte dejó las llamas atrás y cruzó a la otra orilla del río, salvando su
vida. Desde allí veían como todo desaparecía bajo el fuego…
De pronto, uno de ellos vio que un pequeño picaflor hacía algo extraño. Con
su pequeño pico tomaba agua del río, volaba hasta el incendio y dejaba caer
gotitas de agua sobre las llamas.
Los animales, al verlo, comenzaron a reírse; y le preguntaron si no se sentía
ridículo haciendo eso…
El picaflor los miró y les contestó: yo, simplemente, estoy haciendo mi parte.
Al entender su actitud cada animal comenzó a juntar agua del río y llevarla de
alguna manera hacia el incendio, hasta apagarlo.
Me gusta mucho este cuento. Me recuerda una de mis frases preferidas, esa de Gandhi que dice “se tú el cambio que quieres ver en el mundo”.
Lo tengo muy presente en mi día a día.
Y espero que, ahora, tú también cuides de tu granito de arena.
Si lo tienes presente, encontrarás donde colocarlo, estoy segura…
Recuerda que, muchos granitos juntos, hacen montañas.
…
Como siempre, puedes compartir tus reflexiones conmigo aquí debajo.
Felices vacaciones preciosa!!!! Disfruta al máximo, un abrazo con mucho cariño!!
Susana
Mil gracias, Susana. Las disfruté mucho :-).
Un abrazo,
Vanessa