Casi todos nos comunicamos mejor en unos entornos que en otros, con unas personas que con otras… Casi todos tenemos dificultades de comunicación en algún entorno de nuestra vida: con nuestros hijos, nuestra familia, nuestras parejas, en el trabajo… Piénsalo, ¿hay alguien con quien te comuniques peor? ¿Te pasa que a veces sientes que lo que la otra persona no te entiende o que lo que entiende no tiene nada que ver con lo que tú querías transmitirle?
El fin de toda comunicación en precisamente ese: conseguir que la otra persona entienda lo que le queremos transmitir de la manera pretendida. Pero esto no siempre sucede así. Mejorarlo requiere entender cómo y desde dónde nos comunicamos, con los demás pero también con nosotros mismos. Porque nuestro diálogo interno, lo que nos decimos, condiciona en gran medida nuestra comunicación con los demás.
Según la PNL el valor de nuestra comunicación está en la respuesta que recibes, no en lo que tú esperabas que el otro respondiera de lo que intentabas comunicarle. Y otra de las presuposiciones claves de la PNL es que es imposible no comunicar. Es decir, que incluso cuando no decimos nada estamos diciendo algo, estamos transmitiendo información. Y también que el contenido de nuestra comunicación no está solo en las palabras. De hecho las palabras muchas veces son lo de menos. Incluso se dice que en una comunicación de alto contenido emocional solo el 7% de la información se transmite a través de las palabras, mientras que el 93% restante llega a través de la voz (intensidad, tono, volumen, velocidad, timbre, ritmo, etc.) y el cuerpo (respiración, movimientos de los ojos, color de la piel, postura, movimientos corporales, etc.). Por supuesto que estas cifras se refieren solo a una comunicación en la que hay mucha intensidad emocional, pero está claro que las palabras son solo una parte de lo que comunicamos.
Por eso es tan importante saber cómo nos relacionamos y cómo nos comunicamos, identificar los obstáculos que en algunos momentos nos impiden comunicarnos de una forma eficiente y cambiarlos por los puntos fuertes que en otros momentos hacen que obtengamos el resultado deseado.
Para ello te invito a hacerte unas preguntas sobre tu comunicación, que nos dieron en el Practitioner de PNL con IPH.
Empieza pensando en el área o las áreas de tu vida en las que tienes más problemas o dificultades de comunicación.
- ¿Cuáles son esas áreas? ¿A qué crees que se debe que tengas problemas ahí?
- Describe cuáles son esos problemas, en qué situaciones se presentan y cuáles son las consecuencias.
- Ahora piensa en tu voz, tu lenguaje corporal, en lo que te dices, en cómo es tu escucha en esas situaciones… ¿En qué momentos tienes más control sobre ti mismo y cómo lo pierdes? ¿Cómo ejerces control sobre lo que dices y cuándo lo pierdes (si es que eso sucede)? ¿Qué haces en caso de desacuerdo? ¿Cómo reaccionas ante las críticas?
- ¿Cuál dirías que es tu punto más débil y tu punto más fuerte en estas circunstancias?
Ahora pasemos a pensar en el área o las áreas de tu vida en las que tienes menos dificultades de comunicación.
- ¿Cuáles son esas áreas? ¿A qué crees que se debe que tengas pocos problemas ahí?
- Describe qué recursos utilizas para tener una buena comunicación y qué haces para mejorarla cuando se presentan dificultades.
- Ahora piensa en tu voz, tu lenguaje corporal, en lo que te dices, en cómo es tu escucha en esas situaciones… ¿En qué momentos tienes más control sobre ti mismo y cómo puedes perderlo? ¿Cómo ejerces control sobre lo que dices y cuándo lo pierdes (si es que eso sucede)? ¿Qué haces en caso de desacuerdo? ¿Cómo reaccionas ante las críticas?
- ¿Cuál dirías que es tu punto más débil y tu punto más fuerte en estas circunstancias?
En definitiva, se trata de conocernos para mejorarnos. De saber cómo reaccionamos cuando nos sentimos atacados, de saber cómo escuchamos a los demás (ya te hablé en otra ocasión de la importancia de la escucha activa), de saber si cuando te piden opinión dices lo que piensas o eres diplomático, de saber qué características de tu comunicación son las más valoradas por los demás… algo tan fácil como preguntárselo a las personas que te rodean.
Genial Vanessa, post de 10. Yo siento que pierdo en comunicación cuando conforme hablo intento averiguar lo que la otra persona está pensando de mí. En el trabajo me pasa mucho que conforme hablo estoy pensando que la otra persona piensa que mi comentario o mis pensamientos son de persona cortita… y al final siempre termino haciendo una pregunta y alguien aprovecha para tratarme de manera condescendiente o de tontita.
Muchas gracias, Ana. Has puesto un muy buen ejemplo de cuando eso que nosotros estamos pensando lo proyectamos en los demás y creemos que quien lo piensa es el otro. Por eso mismo cuando tú comienzas a valorarte resulta que también atraes eso en los demás, porque ellos también perciben que te valoras. Así es como (casi) todo lo que nos pasa es porque pasa primero en nuestra mente :-).
Un abrazo,
Vanessa
Me cuesta comunicarme con los demás siendo yo misma porque evalúo los pensamientos/sentimientos de la otra persona y cómo puede percibir ella ese comentario. Sin embargo cuando actúo de otra manera me veo a veces egoísta o pasota o borde.
Hola Ana,
Qué difícil comunicarte con el foco puesto más en lo que piensa y siente la otra persona que en ti. ¿Qué pasa con lo que piensas y sientes tú? Supongo que le estás dando más importancia a la valoración del otro que a tu propia valoración, cuando lo único que de verdad importa es lo que tú pienses de ti y que te sientas a gusto contigo misma. Si lo haces desde ahí es difícil que el otro te vea como egoísta, pasota o borde, pero de todas formas volvemos a que lo importante eres tú. Por supuesto que las personas preferimos tener la aprobación de los demás, el problema es cuando convertimos eso en una necesidad que ponemos por encima de nosotros mismos, de nuestros pensamientos, sentimientos y valores.
Un abrazo,
Vanessa