Cada año por estas fechas somos muchos los que reflexionamos sobre lo que ha pasado en el año que se va y lo que queremos conseguir en el que entra. Pero, ¿sabes lo que marca la diferencia entre aquellos que solo lo piensan y aquellos que lo consiguen? Un factor importante es cómo nos planteamos nuestros objetivos y lo que hacemos para alcanzarlos, el esfuerzo que estamos dispuestos a invertir, lo motivados y lo comprometidos que estamos y cuánto vamos a perseverar. Si solo te vas a esforzar un poco, mal. Si no estás lo suficientemente motivado ni tienes claro para qué quieres conseguir eso, peor. Si tu compromiso contigo mismo flaquea, fatal. Y si piensas rendirte al primer contratiempo, apaga y vámonos.
Según la PNL una clave importante para formular bien tus objetivos es bajarlos a tierra todo lo posible. Es decir, definir el objetivo que quieres alcanzar de la forma más clara y concreta posible, marcando el tiempo y el lugar en el que quieres que se cumpla. Por ejemplo, un objetivo difuso sería “en 2014 quiero hacer más deporte”, mientras que bajarlo a tierra podría ser algo como “en 2014 iré a nadar una hora dos días por semana y caminaré otra hora tres días por semana”. Y después de esto marcar una fecha en la que vas a comenzar y tener muy claro el `para qué´ de eso que te has propuesto.
Otro punto importante es que tus objetivos estén alineados con tu propósito de vida, con aquello que quieres Ser, con tu misión y con tus valores. Por ejemplo, si para ti lo más importante en tu vida es tu familia y lo que te gustaría es pasar más tiempo con ellos puede ser incongruente que entre tus objetivos para 2014 te marques conseguir un ascenso en tu trabajo, si ello implica que vas a tener que trabajar más horas.
Pero lo mejor para saber qué tal se te da a ti eso de alcanzar objetivos es empezar por preguntarte cómo te ha ido el 2013 y en qué medida has alcanzado lo que te propusiste a principios de año (reserva al menos 30 minutos para hacer esto). ¿Qué balance harías del año que termina? ¿Cuáles han sido para ti los tres momentos más significativos? Los buenos y los que no consideres tan buenos. Incluso con estos últimos puedes preguntarte lo que te aportaron. Seguro que aprendiste algo, aunque solo sea lo que no tienes que hacer para la próxima. Es importante reconocer que no existe el fracaso, sino solo los resultados. Porque de los resultados siempre se extrae un aprendizaje.
Pero sigamos con la reflexión sobre el 2013: ¿De qué te sientes más orgulloso en este año? ¿En qué has invertido más esfuerzo e ilusión (tu familia, tus amigos, tu trabajo, tu crecimiento personal, etc.)? ¿Cuáles son tus principales logros? ¿En qué medida sientes que has alcanzado tus objetivos? Puedes escribir por un lado aquellos objetivos que has cumplido y después aquellos que no. Fijándote en los primeros, ¿qué pasó para que lo consiguieras? ¿Qué marcó la diferencia? Y haciendo lo mismo con los segundos, ¿qué pasó para que no? ¿Qué podrías haber hecho distinto para conseguirlo? ¿Te apetece volver a intentarlo este 2014? ¿Cómo lo vas a hacer? Contesta a estas preguntas de forma detallada, objetivo por objetivo.
Y ahora pasemos al 2014. ¿Qué te gustaría que sucediera este nuevo año? Puedes plantearte un objetivo en cada aspecto de tu vida que consideres importante: salud, familia, trabajo, amor, amistad, ocio, tiempo para ti, etc. Y tampoco es necesario que te marques un montón de objetivos. Es mucho mejor que elijas uno o dos y te impliques de verdad a que te sobrecargues con demasiados.
Seguimos: ¿Qué te aportará conseguirlo? ¿Cómo te sentirás? ¿Qué te puede ayudar a motivarte cuando lo necesites (una frase, una imagen, una persona, un compromiso contigo mismo…)? Y por último, ¿Cuándo vas a comenzar y cómo? Escoge ese primer paso y elige cuando lo darás.
También es interesante elegir con que actitud y con qué emoción te gustaría vivir este nuevo año. Por ejemplo, con la mente más abierta y con ternura, o con tolerancia y con alegría, o con una actitud más proactiva y más confianza en ti mismo. Escoge lo que más te resuene y cada día, cuando te levantes, repítete a ti mismo eso que has elegido (“hoy voy a vivir el día con …”) y decide que puedes hacer ese día para que haya más de eso.
Puedes guardar todo lo que has escrito y releerlo de vez en cuando. Incluso te puede servir para leerlo a finales de 2014 y utilizarlo para hacer tu balance del año.
Te deseo un 2014 lleno de felicidad, amor, éxito y objetivos cumplidos. ¡Feliz año!