¿Te gustaría ser capaz de evitar que un problema te estropee el día entero?
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Erase una vez una mujer que había discutido con su jefa en el trabajo y al llegar a casa descargó su nerviosismo gritando a sus dos hijos pequeños.
Erase una vez un hombre que había discutido con su mujer. Ese día, en el trabajo, no fue capaz de centrarse ni de terminar nada de lo que tenía previsto.
Erase una vez una mujer triste porque le acababan de diagnosticar una enfermedad grave a su madre. Esa misma tarde acabó discutiendo con su mejor amiga por una tontería.
¿Te ha pasado alguna vez? ¿Has dejado que un problema concreto contagiara otros aspectos de tu vida?
A menudo las personas no sabemos separar.
No sabemos distinguir lo que va mal de lo que va bien, y dejamos que todo se contamine.
Dejamos que un problema puntual, en un aspecto concreto de nuestra vida, nos estropee el día entero.
Es como que entramos en un bucle de mal rollo en el que parece que ya nada funciona.
Como aquello me salió mal, acabo discutiendo aquí, enfadándome allí y amargándome en el otro lado.
Salpicando con mis problemas a quien no tiene nada que ver con ellos… Y, muchas veces, creando nuevos problemas donde no los había.
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Y no es así. No debería ser así, si aprendiéramos a aparcar eso que nos preocupa y siguiéramos disfrutando del día.
Si fuéramos capaces de construir nuestro árbol de los problemas.
Un lugar donde aparcarlos y seguir viviendo.
¿Quieres saber cómo se hace?
Déjame que te cuente un cuento…
ENCUENTRA TU ÁRBOL
Un carpintero me había contratado para que le ayudase a reparar una vieja granja, y ya habíamos terminado nuestro primer día de trabajo. Su cortadora eléctrica se había estropeado y había perdido más de una hora de trabajo en intentar arreglarla. Por otro lado, su viejo camión se negaba a arrancar.
Mientras lo llevaba a su casa en mi coche, el carpintero se sentó en silencio. Una vez llegamos a su casa, me invitó muy cordialmente a pasar a conocer a su familia. Mientras nos dirigíamos a la puerta, se detuvo unos instantes frente a un pequeño árbol, tacando las puntas de las ramas con ambas manos. Cuando la puerta se abrió ocurrió una sorprendente transformación, su bronceada cara estaba plena de sonrisas. Abrazó a sus dos pequeños hijos y le dio un beso a su amada esposa. Luego de compartir un refresco con ellos, el carpintero me acompañó a mi coche y, al pasar por el pequeño árbol, sentí la curiosidad de preguntarle acerca de lo que había hecho hacia unos instantes antes de entrar.¡Oh! – Exclamo con determinación – Ése que ves allí es mi árbol de los problemas. Como sé que no puedo evitar tener problemas en el trabajo, no significa que dichos problemas me los tenga que traer a casa. Lo que es seguro es que los problemas no pertenecen ni a mi casa, ni a mi esposa y mucho menos a mis pequeños hijos. Así que cada día que vuelvo, justo antes de entrar en casa, cuelgo todos mis problemas en el árbol. Luego, por la mañana, los recojo otra vez. Lo divertido es – exclamo sonriente – que cuando salgo por la mañana a recogerlos, ni remotamente hay tantos problemas como los que recuerdo haber colgado la noche anterior.
Me encanta este cuento… Y estoy segura de que todos nos podemos construir nuestro propio árbol de los problemas…
Esa es la manera de evitar que un problema te estropee el día entero.
¿Y tú? Ya tienes tu árbol de los problemas? ¿Sabes dejar en él lo que va mal para que no contamine lo que va bien? Me gustaría mucho que compartieras tus reflexiones conmigo en los comentarios aquí debajo.
Me encanta, me ha encantado este cuento.
Si, a todos nos ha pasado alguna vez.
Muchas gracias.
Muchas gracias, Susanna. Me alegro de que te haya gustado.
Besos y sonrisas,
Vanessa
Vanessa, que dificil es colgar los problemas, cuando la vida te golpea por todos lados. Tienes tantos frentes abiertos, mucha incetidumbre por todos lados. Mantener el equilibrio y la cordura se convierte en una gran lucha.
Un abrazo y felicidades por el blog.
Cristina,
Además de colgar los problemas también es importante ir cogiéndolos de uno en uno, buscando solución a lo que la tiene y aceptando lo que no. Pasito a pasito y siempre recordándote lo que vales y lo que mereces :-).
Un abrazo grande,
Vanessa
Hola!, Me ha gustado mucho la historia. Qué fácil es entrar en el bucle de mal rollo del que hablas, y cómo cuesta salir a veces… Muchas veces porque ni sabemos, tendríamos que aprenderlo desde el colegio, jeje, muchas gracias por tus post.
Hola Angeles,
Sí, hay muchas herramientas de gestión emocional que bien nos vendría aprender en el colegio. Igualmente, con amor e intención, siempre estamos a tiempo :-).
Muchas gracias por compartir.
Un fuerte abrazo,
Vanessa
Tenemos que aprender a separar las cosas, he ahí donde radica muchas veces el problema, que no separamos y llevamos nuestro problema a todas partes, haciendo muchas veces a personas ajenas participe de ello. Yo tuve una profesora que durante los 2 años de bachillerato siempre la vi con el mismo humor, energía y sonrisas, una vez le pregunté. ¿Como es posible que siempre estés con el mismo estado de ánimo de felicidad y energía? Y me respondió: “porque yo sé separar los problemas”.
Y pienso que si ella lo hacía, todos podemos lograrlo.
Gracias, Vanesa.
Qué maravilloso ejemplo, Vanesa. Muchas gracias por compartirlo. Me alegro mucho de que una profesora de un ejemplo tan positivo a sus alumnos. Y sí, todos podemos conseguirlo con la actitud adecuada y sabiendo valorar lo importante.
Un abrazo grande,
Vanessa
Es muy ilustrativo. Yo conocía la historia contraria. La típica persona que es superagradable fuera de casa y luego, llega al hogar y es un borde. Y en este caso, había oído una historia sobre cómo “dejaba la guitarra” a la puerta.
Pero voy a ver qué se me ocurre para visualizar ese árbol cada día y ponerlo en práctica.
Muchas gracias por compartirlo.
Muchas gracias, Isabel. Espero que encuentres ese árbol cada día, búscalo dentro de ti ;-).
Un cariñoso abrazo,
Vanessa
Hola Vanessa,
Gracias por tus post y comentarios que haces desde el más sincero cariño. Me identifico bastante con éste y no porque sea de las personas que paguen su malhumor con los demás, pues siempre trato de sonreír, agradar y ser amable aunque no tenga un buen día con quien no tiene la culpa. pero la ansiedad se me queda por dentro influyendo negativamente en mi ánimo siempre que un día me levanto mejor o voy recuperando la ilusión que tanto me cuesta recuperar y un problema me interfiere, ya que llevo mucho tiempo hundida en un bucle del que me cuesta salir y cuando lo voy un poco consiguiendo algun problema me echa hacia atrás, y eso hace que me sienta aun más insegura, sin motivación y no disfrute de las relaciones e interacción con los demás o en las cosas que antes lo hacia. Por lo que además se estropea cuando conozco a un chico debido a ese estado en el que no lo puedo vivir ni disfrutar como quisiera, ya de hecho cuando conozco a alguien que me llama la atención o simplemente comienzo a sentirme mejor y notar progresos tengo miedo a que algo suceda y me interfiera. Normalmente suelen ser problemas relacionados con mi familia y entorno que coinciden por extraño que paresca arruinándome no sólo el día sino volviendome atrás del todo o incluso problemas externos que afectan al carácter de mi padre o problemas de salud que además de agriar también su carácter hacen que me preocupe y que el ambiente este tenso. Tus comentarios me ayudan a ir cambiando la perspectiva y tratar de mantener la calma pero aun así la ansiedad a veces se dispara y me es difícil de controlar y temo que esta siga empeorando el ánimo. Sé que aun tengo que aprender a gestionar más mis emociones y a no dejar que esto me impida vivir otras cosas, y sé que es normal que me afecte pero no hasta ese punto por miedo a que se repitan las situaciones pasadas que interfirieron en mi recuperación y que siguen interfiriendo pero no puedo permitir, gracias.
Hola María,
En lo que cuentas parece que rechazaras tus emociones cuando te sientes así, y es importante que las aceptes. Que las comprendas y que te comprendas a ti, para poder superar eso que te pasa. Es un trabajo conjunto de gestión de las emociones y de aprender a cambiar tus pensamientos, pero creo que sobre todo de aceptarte y de no adelantarte a cosas que no han pasado. Si vives con el miedo a entrar en ese bucle y a volver a recaer, y además te juzgas a ti misma cuando eso pasa, entras en un callejón sin salida en el que la llave maestra para salir de ahí la tienes tú. Con mucho amor, confianza y aceptación de ti misma estoy segura de que podrás superarlo. Y si lo necesitas pide ayuda.
Un fuerte abrazo,
Vanessa
Qué buena reflexión, todos deberíamos tener un árbol de los problemas, ya que así nos ahorraríamos muchos otros.
Qué gran trabajo haces difundiendo estas pinceladas de positivismo.
Gracias!
Muchas gracias, Gema. Me alegro de que te gusten. Y sí, con un árbol de los problemas nos ahorramos muchos otros, muy buen apunte.
Un fuerte abrazo,
Vanessa