Hay quien cree que la vida es sufrimiento.
Hay quien piensa que hay que sacrificarse y machacarse mucho para, después, recibir la recompensa.
Hay quien siente que, si se ríe y disfruta de la vida, mañana le pasará algo horrible.
En definitiva, hay quien tiene miedo a ser feliz hoy, aquí y ahora.
Y se guarda la felicidad para mañana. Pero el mañana no existe. Sólo existe el presente.
…
¿Eres una de esas personas? Tal vez ni siquiera te habías dado cuenta…
Sea como sea, este cuento es para ti.
DOS NÚMEROS MENOS
Un hombre entra en una zapatería, y un amable vendedor se le acerca:
– ¿En qué puedo servirle, señor?
– Quisiera un par de zapatos negros como los del escaparate.
– Cómo no, señor. Veamos: el número que busca debe ser… el cuarenta y uno. ¿Verdad?
– No. Quiero un treinta y nueve, por favor.
– Disculpe, señor. Hace veinte años que trabajo en esto y su número debe ser un cuarenta y uno. Quizás un cuarenta, pero no un treinta y nueve.
– Un treinta y nueve, por favor.
– Disculpe, ¿me permite que le mida el pie?
– Mida lo que quiera, pero yo quiero un par de zapatos del treinta y nueve.El vendedor saca del cajón ese extraño aparato que usan los vendedores de zapatos para medir pies y, con satisfacción, proclama «¿Lo ve? Lo que yo decía: ¡un cuarenta y uno!».
– Dígame: ¿quién va a pagar los zapatos, usted o yo?
– Usted.
– Bien. Entonces, ¿me trae un treinta y nueve?El vendedor, entre resignado y sorprendido, va a buscar el par de zapatos del número treinta y nueve. Por el camino se da cuenta de lo que ocurre: los zapatos no son para el hombre, sino que seguramente son para hacer un regalo.
– Señor, aquí los tiene: del treinta y nueve, y negros.
– ¿Me da un calzador?
– ¿Se los va a poner?
– Sí, claro.
– ¿Son para usted?
– ¡Sí! ¿Me trae un calzador?El calzador es imprescindible para conseguir que ese pie entre en ese zapato. Después de varios intentos y de ridículas posiciones, el cliente consigue meter todo el pie dentro del zapato.
Entre ayes y gruñidos camina algunos pasos sobre la alfombra, con creciente dificultad.
– Está bien. Me los llevo.
Al vendedor le duelen sus propios pies sólo de imaginar los dedos del cliente aplastados dentro de los zapatos del treinta y nueve.
– ¿Se los envuelvo?
– No, gracias. Me los llevo puestos.El cliente sale de la tienda y camina, como puede, las tres manzanas que le separan de su trabajo. Trabaja como cajero en un banco.
A las cuatro de la tarde, después de haber pasado más de seis horas de pie dentro de esos zapatos, su cara está desencajada, tiene los ojos enrojecidos y las lágrimas caen copiosamente de sus ojos.
Su compañero de la caja de al lado lo ha estado observando toda la tarde y está preocupado por él.
– ¿Qué te pasa? ¿Te encuentras mal?
– No. Son los zapatos.
– ¿Qué les pasa a los zapatos?
– Me aprietan.
– ¿Qué les ha pasado? ¿Se han mojado?
– No. Son dos números más pequeños que mi pie.
– ¿De quién son?
– Míos.
– No te entiendo. ¿No te duelen los pies?
– Me están matando, los pies.
– ¿Y entonces?
– Te explico -dice, tragando saliva-. Yo no vivo una vida de grandes satisfacciones. En realidad, en los últimos tiempos, tengo muy pocos momentos agradables.
– ¿Y?
– Me estoy matando con estos zapatos. Sufro terriblemente, es cierto… Pero, dentro de unas horas, cuando llegue a mi casa y me los quite, ¿imaginas el placer que sentiré? ¡Qué placer, tío! ¡Qué placer!Jorge Bucay
¿Qué opinas? ¿Crees que tú también eres una de esas personas que sufre hoy para poder ser feliz en el futuro? Me encantará que compartas tu opinión conmigo en los comentarios aquí debajo.
Si, una persona que sufre el abandonó de mi mujer, y encima, tengo que aguantar, a que ella se aclare y se arregle ese vacío que tiene dentro, para saber si volverá o no. Lleva tres meses asi, no se puede hablar con ella, la estoy cuestionando son sus palabras. Mi pregunta es que hay que hacer en estos casos.
Hola Juan Carlos,
Es una pregunta demasiado complicada para la poquita información que me das… Lo que sí te diría es que, si la quieres y quieres que vuelva, tengas paciencia, la comprendas y aceptes la situación. Esa generosidad es fundamental en la pareja :-).
Te deseo lo mejor.
Un fuerte abrazo,
Vanessa
Impresionante lo que nos complicamos o nos resistimos a los dolores propios que nos trae la vida y como “cochinos” nos revolcamos en el sufrimiento.
Pero lo esperanzador es que la amabilidad, el tratarse con cariño, la autocompasión es algo que tenemos instalado de nacimiento y solo necesitamos entrenarlo para quitarle el polvo que el olvido le ha cubierto y desde ese carño que nos damos a nosotros mismos, ser conscientes de que el dolor es algo consustancial de la humanidad que nos pasa a todos y que en ese momento de dificultad lo que necesitamos es tratarnos con amabilidad y cariño.
Si crees que esto es ridículo o falso hay cientos de estudios de la neurociencia que lo ponen de manifiesto pero sino lo mejor es que lo pruebes y entonces valores tu experiencia, porque que mejor que explorar caminos que no has recorrido.
Buen verano Vanessa y seguiré disfrutando de tus post. Por cierto no se si has escrito algo de los motivos y los efectos en la mente y el cuerpo de realizar todo o parte del Camino de Santiago como medicina potente para la vida de cualquier persona.
Un afectuoso abrazo.
Muchas gracias, Andrés. Comparto tu reflexión. El dolor es algo humano y necesario, lo que no lo es es el sufrimiento que a veces nos provocamos a nosotros mismos.
No he escrito sobre lo que me comentas pero lo tendré en cuenta.
Un fuerte abrazo para ti también,
Vanessa
Pues yo creo que si tiendo a sufrir por lo que no sé cómo resolver; me sigue costando trabajo mi crecimiento, me doy cuenta en las desiciones que debo tomar y no sé por cuáles optar. Sin embargo la vida sigue y sigue su curso, hay cosas que no he hecho, que no he logrado y las veces que las recuerdo es cuando me pesan.
Nancy,
Entonces aprende de lo que te ha ido pasando y decide qué quieres hacer a partir de ahora. Ya no importa lo que pudo haber sido, importa lo que será.
Un fuerte abrazo,
Vanessa
Hola Vanessa. Me ha gustado mucho la narracion, si que es verdad que vivimos en una burbuja de la cual no somos capaces de salir y que esa situacion la estamos provocando nosotros mismos porque pensamos que asi luego vamos a ser felices.
Muhas gracias Vanessa por tus post.
Muchas gracias Carmen por tu aportación. A romper la burbuja ;-).
Un abrazo grande,
Vanessa
Es cierto, me ha pasado a mi. He tratado de resolver mis problemas y a veces no encuentro la salida, sin saber qué hacer..
Ahora comprendo que debemos aprovechar el día a día y cambiar nuestros pensamientos y seguir adelante con todos nuestros proyectos personales y laborales…
Muchas gracias, Marco. Me alegro mucho de que el post te haya servido.
Sí, seguir adelante y confiar porque la salida al final siempre aparece… :-).
Un abrazo grande,
Vanessa
Hola Vanesa… Muy bueno el texto, pero considero que a veces muchas personas como el caso del señor busca sufrir porque no debe tener en su vida algo que le provoque un dolor emocional o una pena. Por eso busca sufrir de manera física para luego sentirse aliviado… Personalmente busco disfrutar de las pequeñas cosas que hacen que mi vida sea hermosa, de mi familia, de mis perritas, de mis amigas… Soy feliz con muy poco y creo que la felicidad es una condición de corazón que elegimos a pesar de que las cosas no sean como esperamos… Se trata de encontrar lo positivo de cada situación. Un abrazo, Vanesa.
Muchas gracias, Any. Es muy sabio tu planteamiento de disfrutar de las pequeñas cosas y de encontrar lo positivo en cada situación, felicidades.
Un abrazo cariñoso,
Vanessa
Un post genial, como siempre. Yo era una de esas personas, pero gracias a ti y a tus enseñanzas he cambiado. La vida no es mala, todo está en nuestras propias creencias, creemos que la vida es un asco porque no tenemos un trabajo mejor, porque nuestra pareja no nos trata como nosotros creemos que nos debe de tratar, porque hay alguien en nuestro entorno que no nos gusta y la realidad de todo eso es que el remedio está en nosotros. Es difícil… pero la felicidad está en nosotros, en nuestras creencias y nuestras acciones.
Gracias Vanessa por tus post…sigo caminando hacia delante :).
Muchas gracias, Eva. Yo también lo creo así, todas las respuestas están dentro de nosotros mismos… Y nuestra propia felicidad depende de cada uno de nosotros. De nada ni de nadie más.
Felicidades por seguir caminando, encantada de acompañarte :-).
Un abrazo fuerte,
Vanessa