Marta Soler
Bióloga. Barcelona.
“Cuando comencé el Coaching acababa de tomar importantes decisiones, sentimentales y profesionales, que me cuestionaba con cierta frecuencia.
Además dependía mucho de la opinión de terceros y en encuentros con amigos participaba poco.
Me sentía insegura, niña, dependiente de la opinión de otros, siendo quien otros querían que fuese. Me sentía encerrada en mí.
Ahora, una vez terminado el proceso, estoy satisfecha profesional y personalmente, aún haciendo camino, pero siempre hacia adelante.
Me siento adulta, autónoma, segura y comprensiva. Comparto mis opiniones e inquietudes en gran grupo, escucho, y hasta acepto la opinión de terceros, pero no me condiciona para tener un buen o mal día. Me siento alegre.
¿En qué ha cambiado mi vida? Bufff… ¡En mucho! Difícil de expresar y de resumir. Ahora es más tranquila y está más alineada con mis valores, por ejemplo en que marco claramente los horarios de trabajo laboral y los del tiempo personal.
Mis relaciones son más abiertas y fluidas, pues me expreso aún sin saber qué piensan los demás. ¡He descubierto que estar siempre de acuerdo y siempre disponible no son valores!
Mi forma de pensar ha cambiado porque ha ampliado su prisma de observación. He pensado que, si bien yo uso unos criterios al mirar las cosas, cualquiera puede usar los suyos, y eso no significa que sean mejores ni peores, simplemente, son otros.
De lo que más satisfecha me siento es de saber que algo, por el simple hecho de haberlo pensado, no tiene que ser verdad.
También de haber descubierto la cara “mala” de la exigencia y la impaciencia y de distinguir maneras de aportar generosidad.
Del proceso de Coaching lo que más me ha gustado ha sido la metodología. Me encanta que se parta de la revisión del mail en que, básicamente, hay preguntas personales e individuales. Y que las comentemos por skype.
Me ha ido bien que Vanessa dijera poco y preguntara mucho. También las visualizaciones realizadas. Y, sobre todo, lo que más me ha sorprendido y ayudado, ha sido tener que hacer deberes y reportarlos después.
Recomendaría el programa a cualquiera. A parte de ser útil y gratificante me he sentido acompañada siempre. Y, aunque para mí ha sido un sacrificio económico, ha valido la pena”.