6“Antes de hacer el proceso de Coaching estaba perdida, sin rumbo y muy hundida, incapaz de seguir adelante con mi vida. Sumida en el caos y en manos de las decisiones de los demás.
Me sentía muy triste, pequeña, insignificante, asustada, nerviosa, sola, enfadada… Muy desgraciada. Solo sentía dolor, un gran dolor y nada más.
Con el proceso he ganado confianza en mí, he comenzado el proceso de encauzar mi vida y tengo las herramientas para poder continuarlo.
Estoy más tranquila, veo y valoro las cosas buenas que tengo, que son muchas. Me siento más optimista, más capaz, con ganas de vivir mi propia vida. Confiada, en la vida y en mi misma. Incluso las personas a mí alrededor también están cambiando su actitud hacia mí porque dicen que me ven “mejor”.
Siento que he crecido, que me he vuelto sabia. Veo todo con más claridad. Ahora sé que puedo ocuparme de mí, que mi vida y mi felicidad dependen de mí y que yo puedo elegir mi actitud frente a las situaciones y las personas.
También me doy cuenta de que tengo fortaleza, de que puedo pararme, resolver lo que pueda, no culparme por lo que no y continuar. Ya no intento ser perfecta en todas las ocasiones ni me lamento por las pequeñas cosas que no tienen solución. Creo que todo es más sencillo de lo que lo era antes.
Estoy satisfecha de estar donde estoy, de haber llegado hasta aquí, de haber seguido respirando a pesar de no querer, de ser capaz de dar otra perspectiva a algunos problemas, de ver el camino recorrido y el que me queda por recorrer, de mi actitud de lucha y de mi esfuerzo, de ser sincera conmigo misma… En definitiva, de estar cada vez más cerca de la persona que quiero ser”.