“Antes era muy autocrítica y autoexigente conmigo. Era compasiva con todo el mundo excepto conmigo. Vivía oculta dentro de mi coraza sin mostrarme, por miedo a ser juzgada, a no ser válida, a no encajar, buscando la aprobación de los demás y buscando sentirme querida. Empezaba relaciones para no sentirme sola, sin valorar lo que yo quería, haciendo lo que yo suponía esperaba el otro de mí, sin escucharme y esperando que los demás hicieran lo que yo quería pero sin pedirlo.
Tenía diálogos “ficticios” en mi cabeza sobre cualquier situación, pensando preguntas y respuestas posibles según fuera surgiendo en la conversación, para poder tenerlo todo bajo control. Me costaba horrores decir que no y tomar decisiones. Me acoplaba a los planes y la vida de los demás, sin plantearme si me apetecían o me gustaban. No era capaz de pedir ayuda, y creía que podía sola con todo.
Vivía desconectada de mí misma. Me sentía perdida, triste, insegura y llena de defectos. Estaba cansada y frustrada de intentar ser perfecta.
Ahora empiezo a mostrarme como soy, mostrar lo que siento y pienso. He aprendido a decir que no, a no acoplarme sin antes escucharme. Detecto mis charlas “ficticias” cuando surgen, y las cambio por compasión hacia mí, y suelto el control. Soy capaz de pedir ayuda sintiéndome válida igualmente.
Me siento más segura y capaz de ir resolviendo las situaciones diarias de forma diferente. Me siento más amorosa y compasiva conmigo. Cuando tomo decisiones, me siento orgullosa de mí.
Lo más significativo para mí, es la relación y el trato conmigo misma, escucharme y hablarme con respeto y cariño ha rebajado enormemente la autocrítica y la autoexigencia. En mi relación con los demás, lo que más ha cambiado es que, al mostrar mi vulnerabilidad, recibo cercanía, cariño y comprensión, y eso me acerca más a la gente.
Estoy muy contenta de haber empezado a aceptarme y sobre todo de haber cambiado mi diálogo interno. Comprender que no hay ningún sitio de perfección al que llegar, y que todo está bien en mí. Y que mi vida es un aprendizaje continuo sobre mí misma.
Lo que más me ha gustado de Vanessa es su disponibilidad y cercanía durante todo el proceso. También que fuera ella la que me propusiera el plan de acción.
Personalmente para mí durante el proceso hubo muchos momentos de “buceo interior” duros y removedores. Y ahora los siento como un acto de amor hacia mi misma. Agradezco tu acompañamiento y profesionalidad. ¡¡¡¡GRACIAS!!!!”.