“Antes de hacer el proceso de Coaching estaba pasando una mala época, una temporada de ansiedad que venía durando unos meses y que me resultaba difícil controlar.
Me sentía asustada, y cansada. Temía por mi salud, temía por mis hijos, sentía culpa de no ser capaz de mejorar y de estar haciéndoselo pasar mal a mi familia. Estaba en un estado permanente de vigilia por el qué pensarán o dirán de mí si…
Ahora estoy más tranquila y, sobre todo, más abierta a entenderme y a aceptarme, a mí y a los demás.
Para mí ha sido muy importante darme cuenta que no soy lo que pienso y que para intentar cambiar algo de mí que igual no me gusta del todo es necesario aceptarme tal cual soy, en todas las versiones de mi yo. Lo que más me sirvió fue comprender que lo que iba buscando era un “YO IDEAL” y que no había nada de malo en mí.
He cambiado en la forma que tengo de mirar las cosas. Hago las cosas por mí y no pensando en el qué dirán. También intento no juzgar a los demás, y eso me aporta paz.
Estoy especialmente satisfecha de haber tenido el valor de mirar hacia dentro y de ser capaz de quererme sin sentirme culpable por ello.
De Vanessa me ha gustado su compromiso, su organización y su capacidad de motivar para el cambio. Su voz, que me transmite mucha paz, y su disponibilidad.
Espero que siga haciendo lo que se le da tan bien hacer, ayudando a los demás a crecer y a conocerse. Que siga disfrutando con ello y que nos siga regalando esas reflexiones que tanto nos ayudan. Se muy feliz, Vanessa”.