“Al principio del proceso de Coaching me encontraba en un vaivén de sentimientos encontrados entre querer irme del lugar donde estaba (porque no conseguía terminar de encajar) y anteponer mis deseos o aspectos importantes para mí a los de los demás. No hacía valorar mi tiempo frente a ellos y estaba firmemente convencida de que, dada mi situación de entonces, los demás eran dueños de mi tiempo, incluso en horas de ocio o tiempo libre.
Me sentía una niña frágil, totalmente manipulable por las personas de mi entorno, temerosa de las circunstancias e hipersensible a la opinión y gestos de los demás… Aunque al mismo tiempo era capaz de sentir esa pequeñita voz interior que me animaba a “hacer algo” para empezar a ser la protagonista de mi vida y pasar al modo acción, en aquel momento encontraba muy reprimida mi forma de ser, de ver la vida, mi energía, mi alegría y mi creatividad.
Actualmente, he conseguido un trabajo de los más estables de mis últimos tres años. Tengo un proyecto vital en mente, que hasta ahora había dejado apartado para cuando “las circunstancias me ayudaran”. Estoy poniendo en práctica día a día el priorizarme, comprender que mi felicidad personal no es negociable, quererme a mí misma tal y como soy y no avergonzarme de ello y empezar a lograr que los demás me respeten.
Creo que las palabras que mejor englobarían mis sentimientos actuales serían: capaz, ilusionada de nuevo y sintiendo otra vez mi olvidada fuerza interior. Me observo más en mis sentimientos y reacciones cuando me siento agredida por terceros y llego a independizar sus gestos o palabras de mi persona. Eso me hace sentir más libre y segura de mí misma…. Ahora me resulta muchísimo más fácil… SONREIR :).
El cambio más notable de todos ha sido el cambio en mis diálogos internos. Ya no me trato lo mal y duramente que solía hacerlo antaño. Era mi peor juez y peor enemiga… Ahora estoy logrando, sin alzar la voz o enfadarme, actitudes de respeto de los demás hacia mi tiempo, mi disponibilidad, mis opiniones y mis gustos, que antes no tenía (por no considerarme yo misma merecedora de ellas).
De lo que más satisfecha estoy es de empezar a ser amiga de mí misma, de no avergonzarme de cómo soy y cómo me siento (aunque tenga una diferente visión de forma de vida a la de mi entorno actual) y de haberme empezado a convertir en una persona que piensa a lo grande…. ¿Por qué no? ¿Qué me lo impide? No voy a ser yo misma, por supuesto ;).”